El Inconsciente
Para Freud el inconsciente contiene esencialmente lo reprimido, para Jung contiene los complejos y también el inconsciente colectivo.
Para Sigmund Freud y su teoría psicoanalitica, el inconsciente expresa los contenidos reprimidos que no pueden acceder a la conciencia.
Estos contenidos representan las pulsiones y están regidos por los mecanismos de condensación y desplazamiento. La condensación significa que el contenido manifiesto constituye una forma abreviada del contenido latente, y el desplazamiento, consiste en desligarse de las pulsiones intensas asociándolas con otras representaciones de menor intensidad, como por ejemplo los sueños y los síntomas.
En efecto, este fenómeno se observa en el análisis de los sueños, en la formación de los síntomas neuróticos y en general en toda la formación del inconsciente.
Los contenidos inconscientes, fuertemente cargados de energía, luchan por volver a la conciencia pero sólo pueden hacerlo deformados por la censura.
Dentro del encuadre psicoanalítico son especialmente los deseos infantiles los que se fijan en el inconsciente y sólo se vuelven accesibles a la conciencia una vez que han superado las resistencias. Es la cura la que revela que la vida psíquica tiene pensamientos inconscientes de donde emanan los síntomas.
La pulsión se encuentra en el inconsciente en forma de fantasmas, escenarios imaginarios que representan el deseo y a los cuales se fija la pulsión.
La mayor parte de la teoría freudiana asimila lo inconsciente a lo reprimido, principalmente las experiencias infantiles, aunque en alguno de sus escritos Freud reconoce también, la existencia en el núcleo del inconsciente de contenidos no adquiridos por el individuo de orden filogenético.
La represión es un proceso que bajo la influencia moral del ambiente se establece ya en la primera infancia perdurando luego toda la vida.
Jung fue discípulo de Freud pero con personalidad propia. Sus estudios asociativos y en pacientes con personalidades múltiples, le hacen ver la vida psíquica como un conjunto de “complejos”.
El inconsciente de Jung reconoce mayores dimensiones, con un contenido más inagotables y de mayor potencia creadora y la ruptura con Freud fue decisiva para la evolución de las ideas.
Freud era judío pero Jung era el hijo de un pastor protestante aficionado a las lenguas orientales, heredero de una tradición cultural humanista y religiosa que constituye la base de la cultura occidental.
El nuevo enfoque junguiano del concepto de libido ocasiona el abandono de una psicología basada en los instintos, que pasan a ser una forma de manifestación de la energía psíquica, cuya naturaleza más íntima es la tensión entre contrarios.
Pero en la psique existe la tendencia a la armonía de los contrarios que para Jung representa el impulso de la formación del si mismo. El si mismo es una compensación del conflicto entre lo interno y lo externo, es la conciencia de un centro de la vida psíquica total.
El Ego se halla con el sí mismo en la misma relación que la tierra respecto al sol y aquella relación parece ser análoga a la de toda criatura respecto a Dios, puesto que para Jung el si mismo es el Dios en nosotros.
El sí mismo sólo es expresable simbólicamente, pues en el símbolo se integran los contrarios, y es tanto reflejo de lo racional como de lo irracional.
El inconsciente para Jung posee además otro aspecto en su seno, además de los contenidos reprimidos, que representa todo el material psíquico que no haya traspasado el umbral de la consciencia y que desborda lo meramente personal.
Los sueños para Jung, partiendo de la forma personal, desarrollan una imagen divina arcaica pues el inconsciente parece contener elementos distintos de las adquisiciones meramente personales, o sea imágenes colectivas cuya existencia étnica nos es conocida desde hace mucho tiempo.
Esta imagen histórica, universalmente propagada vuelve a surgir por función psíquica natural. Se trata de la revivificación de un arquetipo y es la forma de pensamiento primitiva y analógica propia de los sueños la que elabora estas imágenes antiguas.
Para Jung el inconsciente no sólo contiene elementos personales sino también elementos impersonales, colectivos, en forma de categorías heredadas o arquetipos y para designarlo propone el término conocido como inconsciente colectivo.
La distinta forma de ver el mundo condiciona ambas teorías; la visión materialista trata de encontrar respuestas en el cuerpo y la visión espiritualista en el alma. Los dos pueden tener razón, cada uno en distintos niveles de comprensión.