El surrealismo y el Inconsciente.
El arte es, según Freud una forma de sublimación. Mediante este proceso, la Pulsión, se desexualiza, se desvía de su fin sexual por excelencia para ser orientada a otro.
Mediante este mecanismo, muchos procesos de curación se han descripto.
El arte es sanador y en muchos casos puede incluso posibilitar que una estructura se mantenga compensada, recurso sin el cual se presentaría un desanudamiento o desencadenamiento, según la teoría lacaniana.
Sin necesidad de referirnos a casos paradigmáticos, con la experiencia cotidiana basta para convencernos de que el ejercicio de cualquier actividad artística es, de por sí, una vía mediante la cual el sujeto logra incorporar un recurso expresivo, que alivia en muchos casos la angustia y la parálisis de acción propia de la Neurosis; y que ayuda a tolerar la desintegración y síntomas propios de la Psicosis.
Así, es un gran recurso en la terapia la sugerencia y seguimiento de alguna actividad artística. La escritura, la pintura, la música, entre muchas otras opciones, cobran un protagonismo considerable en gran cantidad de tratamientos.
No por nada el arte ha sido un modo de expresión implementado por el ser humano desde la antigüedad.
La necesidad de plasmar conocimientos o experiencias, ya se evidenciaba en las paredes de las cavernas mediante las pinturas rupestres propias de la prehistoria.
El arte permite, además de otro modo de comunicar, una forma de trascender, de dejar marca, de evadir la finitud y jugar con el espacio-tiempo. La obra tiene la potencialidad de trascendernos como individuos.
Durante el movimiento Surrealista, la influencia de la teoría freudiana fue determinante. Siendo el objetivo de dichos artistas el de poder desplegar el Inconsciente, evadiendo la lógica propia de la conciencia.
André Bretón, fundador del movimiento, definía al Surrealismo del siguiente modo:
De esta manera, mediante esta forma de expresión artística, la técnica se transformaba en un medio para permitir la catarsis psíquica, obedeciendo a un proceso análogo a la Asociación Libre freudiana.
Utilizaban la técnica del “cadáver exquisito”. Mediante la cual cada artista dibujaba o pintaba una parte de un elemento o de una idea, pasándoselo luego a otro que no podía ver lo hecho anteriormente, y así sucesivamente, dando como resultado una obra o una figura que no poseía una conexión lógica entre sus partes componentes.
Este movimiento comenzó inicialmente en la literatura, más ampliamente en la poesía, utilizando el mismo método del automatismo y el de evadir reglas racionales, siendo algunos de sus adherentes en esta área Louis Aragon, Man Ray y Antonin Artaud.
El objetivo, era el de descubrir nuevos mundos desplegando el Inconsciente.
En la escritura, se utilizaba el dictado automático, buscándose de esta forma un fluir de pensamientos sin censura de ningún tipo. De esta manera se permitía el fluir de fantasías, sueños, alucinaciones e ideas de cualquier tipo.
Posteriormente en la pintura, Salvador Dalí se transformo en un gran adepto, poniendo de manifiesto estos automatismos y reflejando también imágenes oníricas.
Este fue un modo revolucionario de entender al Arte, ya que rompía con lo esperable, lo bello, lo estético o lo entendible para el sentido común de la sociedad.
Y al mismo tiempo, produjo una intención de acercamiento hacia el Inconsciente, permitiéndole entrar a la Cultura, siendo mostrado y reconocido como parte de la humanidad.