El problema del enfado crónico
Hoy te vamos a hablar de un problema que es bastante común y que encontramos casi seguro en personas de nuestro alrededor y porqué no, en nosotros mismos. Se trata del enfado crónico, un estado de ira permanente que se aplaca y se agrava según las circunstancias pero que siempre está ahí.
Es como si la personalidad de esas personas fuera así de tal forma que podemos llegar a pensar que su forma de ser es estar enfadados.
Seguramente si indagamos en su pasado a través de las personas más allegadas a estos pacientes con enfado crónico nos daremos cuenta que no siempre fueron así por lo que han habido unos desencadenantes externos que han provocado que acaben siendo de esa manera.
El estado en el que se encuentran es muy patente sobre todo porque lo sufren quienes están a su alrededor ya que no pierden oportunidad para lanzar toda su ira y lo que cargan a sus espaldas sobre estas personas.
Hay enfados crónicos que pueden durar periodos de una vida enteros y enfados crónicos que nos pueden durar varios días.
Es importante la reflexión para que nos demos cuenta de cuales son los resortes verdaderos que nos llevan a sentir ese enfado crónico así como conocer cuales son las circunstancias que nos devuelven a un estado que podamos llamar normal en donde la ira no ha hecho posesión de casi todos nuestros sentidos aún.
En estos momentos es fácil tener explosiones de ira por las circunstancias más ridículas, incluso aquellas que en condiciones normales no nos hubieran molestado para nada o por lo menos lo hubieran hecho mucho menos.
Son estados en los que las emociones y los pensamientos negativos nos tienen completamente controlados.
No hay que demonizar el enfado ya que es normal y completmente humano que reacciones con este sentimiento en algún momento de nuestro diario vivir aunque sea más o menos justificado. El problema es cuando ese estado de enfado lo llevamos con nosotros a cualquier parte y momento del día provocando circunstancias de lo más desagradables con las personas con las que nos cruzamos.
Personas que casi nunca sonríen, que tienen el enfado en la cara y a flor de piel son más comunes de lo que pensamos y el problema es más complejo que una simple frustración momentánea, tiene unas raíces mucho más profundas que es necesario comprender y tratar para poder acabar con el problema.
El enfado crónico no es contra algo específico, sea una persona o circunstancia ya que si fuera de esa manera se resolvería fácilmente. El enfado crónico es más general, es un enfado contra todo el mundo y contra todo.
A nivel físico el enfado crónico es devastador ya que provoca desde dolores de cabeza hasta el empeoramiento de otras enfermedades.
Entre las causas del enfado crónico nos encontramos con que la persona no consigue aceptarse. Son personas que se juzgan de una forma demasiado severa y no consiguen llegar a sus propias expectativas.
Los asuntos pendientes que tienen asociado un sentimiento de culpa son también causa del enfado crónico. La insatisfacción con respecto a la realidad que les rodea en su día a día o la inseguridad y la vulnerabilidad son otras causas del problema.