El Psicodiagnóstico de Niños
El Psicodiagnóstico es una evaluación psicológica con un objetivo diagnóstico. Su administración se puede también considerar para el consultante como una oportunidad para conocerse mejor y hasta puede resultar terapéutico.
Los niños son los que mayormente necesitan este tipo de evaluación, derivados por sus médicos o por sus maestros.
Los médicos suelen hacer este tipo de derivación cuando ya han agotado todos sus recursos sin conseguir resultados y los maestros cuando alguno de sus alumnos tiene problemas de conducta o de aprendizaje.
Muchos de las dificultades que padecen los niños, tanto orgánicos como de conducta, son de origen emocional y están relacionados con problemas familiares.
Un niño, si ha nacido sano, es prácticamente perfecto y físicamente tiene una enorme capacidad para enfrentar situaciones difíciles, pero emocionalmente es más vulnerable y cuando es pequeño suele identificar cualquier situación de inseguridad, violencia o abandono, con falta de afecto.
El afecto es tan necesario como el alimento, y si no cuenta con la atención adecuada, esta condición puede malograr su desarrollo y producirle severos daños psíquicos.
Cada niño tiene una forma diferente de asimilar las experiencias que le toca vivir; algunos con mayor fortaleza que otros para enfrentarlas, según su temperamento innato, pero todos sufren en mayor o menor grado la falta de afecto.
Someterse a un Psicodiagnóstico es una oportunidad única para tener otro punto de vista de la situación personal y lograr un cambio de percepción, ya que a tan temprana edad todavía no hay estructuras de personalidad demasiado rígidas que lo impidan.
Además, como es necesaria la participación de los padres en este proceso, es altamente probable que el medio que lo perturba mejore, con algunas indicaciones sencillas del terapeuta.
Para confeccionar un Psicodiagnóstico se necesitan varias entrevistas durante las cuales se realizará una ficha con los datos personales del niño desde el embarazo de su madre, el parto, el nacimiento, la lactancia, los antecedentes clínicos, la evolución madurativa, la marcha, la adquisición del lenguaje, el control de esfínteres, los desprendimientos (destete, trabajo de la madre, ingreso al colegio, mudanzas etc), y la evolución escolar, hasta la actualidad; siendo el motivo de la derivación lo más importante.
Durante las entrevistas se procede a observar al niño cómo se comporta con el terapeuta y además se le administra una batería de tests.
Se evaluará con esos resultados la maduración visomotora, el nivel intelectual, el estado emocional, el modo de relacionarse, la familia y los rasgos de personalidad.
En el diagnóstico presuntivo se deberá aclarar si se trata de un problema emocional o si existen evidencias en los tests de probable compromiso neurológico. Los resultados de los tests son probables y deberán ser confirmados con pruebas clínicas.
El pronóstico se refiere principalmente al tiempo que demandará el posible tratamiento si fuera necesario y el grado de importancia del trastorno.
El profesional que elabora un Psicodiagnóstico deberá realizar un informe escrito con los resultados obtenidos, el diagnóstico, el pronóstico y las recomendaciones, y enviárselo en sobre cerrado a la persona que hizo la derivación.
La devolución para la familia deberá ser verbal.