La madre emocionalmente ausente.
Jasmin Lee Cori es una psicoterapeuta que escribió, entre otros, el libro: La madre emocionalmente ausente, que explora los vínculos materno-filiales.
Recurriendo a teorías diversas y mediante un enfoque holístico nos transporta a lo largo de un recorrido en el que podemos reencontrarnos con esos primeros patrones vinculares, que nos ayudarán a entender nuestros vínculos actuales; cómo los construimos, y cómo reaccionamos emocionalmente frente a los sucesos que los atraviesan.
El vínculo con la madre es un vínculo central en la construcción de patrones vinculares a lo largo de la vida. Si bien influyen tambien muchos otros factores, este vínculo primordial de los primeros momentos de vida es crucial en la constitución subjetiva.
Uno de los puntos fundamentales que se describen en este libro es la concepción de que una madre que no ha sido contenida correctamente probablemente reproduzca esta incapacidad de contención emocional con sus hijos, incluso aunque se encuentre presente y aunque desempeñe todas las «tareas» que una madre debería desempeñar.
Y a partir de esto aparece un punto fundamental: una madre puede estar presente pero no estar emocionalmente disponible para contener. Esto el niño o niña lo vive como rechazo, construyendo posteriormente defensas ante la inseguridad y desamparo que esta situación inicial le generó.
Hace referencia, en este aspecto, a la cuestión del sostén materno, de esa Madre suficientemente buena conceptualizada por Winnicott; un sostén que es físico y emocional (holding), que le permite al niño sentirse integrado y contenido.
A la vez, aborda el concepto de Apego, de Bowlby (apego definido como cualquier forma de comportamiento que hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y preferido), y se refiere a los tipos de apego inseguro que se crean entorno a vínculos con madres que no están disponibles emocionalmente.
Esto puede deberse a múltiples factores, desde ausencia física por abandono, muerte o enfermedad hasta el hecho de que hayan transitado ellas mismas por apegos inseguros en su infancia, estando atravesadas por posturas defensivas, o por sus propias vivencias traumáticas no resueltas, que le impiden conectarse adecuadamente y recibir las demandas y necesidades de su hijo/a, respondiendo empáticamente a ellas.
La manera en la que se configura este vínculo nuclear en el desarrollo psíquico de un individuo, es el material indispensable para comprender las futuras relaciones vinculares que se desarrollen.
Cómo recibimos o damos amor y cariño y cómo reaccionamos frente a lo que percibimos como abandono, depende en gran medida de estas primeras experiencias con la figura de apego.
A lo largo de la vida suelen repetirse, mediante la elección de pareja o de amistades, por ejemplo, esas sensaciones acontecidas entorno a este primer intercambio. Concientizar estos patrones implica la posibilidad de cambiarlos.
Las posturas defensivas que desarrollamos para no sentirnos abandonados o rechazados cumplen una función protectora, que en cierto momento fue necesaria para la supervivencia. En la vida adulta y mediante cierto tipo de trabajo terapéutico podemos reencontrarnos con estas vivencias y trabajarlas para desarmar esos patrones inconscientes que muchas veces nos hacen daño.
El recorrido que propone esta autora es sumamente interesante como recurso exploratorio de las propias tendencias vinculares. Sin embargo, por considerarse un libro de «autoayuda» es esencial recomendar que su lectura sea acompañada de un espacio terapéutico, que permita trabajar todas las emociones y recuerdos que surjan en un marco de análisis particular.