La Reencarnación, los Transplantes y la Memoria
La creencia en la reencarnación es compatible con la teoría de la evolución.
Para millones de seres humanos la reencarnación es aceptada y tomada seriamente, pero científicamente es muy difícil de probar, porque es algo que está relacionado con el espíritu o el alma, que son inmateriales.
Lo mismo ocurre con el estudio de los fenómenos de la conciencia que no se pueden investigar objetivamente.
El hinduismo, que es la religión oficial de la India, y que representa una forma más moderna del brahmanismo milenario, comprende muchas sectas. Sus fieles creen que la vida no termina con la muerte; y en ese país circulan muchas historias extrañas de niños en la India que dicen recordar vidas pasadas.
El hecho que se trate de niños de no más de cinco años, le da más credibilidad a los relatos, que la ciencia no puede explicar pero que son interpretados por los creyentes como reales, influenciados por su fe.
A lo largo de la historia de la humanidad se observa como las religiones pueden llegar a condicionar el desarrollo de los pueblos, como en la India, cuya fe se basa en que los seres humanos son creados distintos, con un destino diferente. Esta forma de pensar divide a la enorme cantidad de fieles en castas, desde brahmanes en primer lugar hasta parias, o sea aquellos que no pertenecen a ninguna casta.
Como creen en la reencarnación, atribuyen estas diferencias al karma, o condicionamiento de las vidas pasadas, que premia a los buenos y redime a los malos.
Los hindúes dicen tener el destino marcado en la frente y esta es una de las razones de las condiciones de postergación en que se hallan millones de personas de la India.
El recuerdo de vidas pasadas en muchos casos es incuestionable y nos enfrenta al enigma del funcionamiento de la memoria, su alcance y su posible relación con el concepto de inconsciente colectivo de Jung.
Otro hecho inexplicable relacionado con la memoria, son los recuerdos que tienen las personas sometidas a transplantes de órganos, de sucesos que no pertenecen a sus propias vidas sino que forman parte de las experiencias vividas por sus donantes.
Este fenómeno nos permite inferir que nuestros órganos tienen la capacidad de registrar los acontecimientos vividos y también una forma de almacenarlos, por lo cual la memoria sería una propiedad de cada una de las células de nuestro cuerpo.
De modo que al realizar un transplante, se está transfiriendo no sólo el órgano que un paciente necesita sino también la memoria de hechos y aspectos psicológicos y de la personalidad del donante.
Este fenómeno podría ocasionar serios problemas de identidad en los pacientes, que deberán optar por incorporar esos nuevos elementos y seguir viviendo o rechazarlos por incompatibles arriesgándose a que su sistema inmunológico en concordancia también rechace al órgano.
Un transplantado logra una nueva vida a partir de un transplante de órgano y obtiene también en ese proceso, contenidos de la memoria de otra persona a través de ese órgano. Tiene vida después de la proximidad de la muerte gracias a un órgano que obtuvo de repuesto. Supuestamente se puede pensar que la persona fallecida dueña de ese órgano de alguna manera sigue viviendo en él.
En Londres se investiga las experiencias de niños que tienen memoria de vidas pasadas y han llegado a la conclusión por ahora que aunque pueden describir datos muy precisos, que luego en parte se han podido comprobar que existen; también actúan bajo la influencia de las creencias de sus padres y demás familiares, restándole esta variable credibilidad a esas experiencias.
Sin duda, se abren una gran cantidad de interrogantes frente a los fenómenos que se pueden observar en la realidad sobre la memoria de vidas pasadas o sobre la memoria de las vidas de los donantes de órganos en el caso de los transplantados, que aún no tienen ninguna respuesta científica pero que obliga a seguir investigándolos.
Además, hay estudios en curso que exploran la posibilidad de que la memoria celular pueda ser una explicación para estos fenómenos. Científicos en diversas partes del mundo están investigando cómo las células podrían almacenar información más allá del ADN, lo que podría arrojar luz sobre cómo los recuerdos y las experiencias pueden ser transferidos de un individuo a otro. Este campo de estudio, aunque en sus etapas iniciales, podría revolucionar nuestra comprensión de la memoria y la identidad.
En paralelo, la neurociencia también está haciendo avances significativos en el estudio de la memoria y la conciencia. Investigaciones recientes sugieren que el cerebro humano tiene una capacidad mucho mayor para almacenar y recuperar información de lo que se pensaba anteriormente. Estos descubrimientos podrían tener implicaciones profundas para nuestra comprensión de la reencarnación y los recuerdos de vidas pasadas, proporcionando un marco científico para fenómenos que hasta ahora han sido considerados exclusivamente espirituales o metafísicos.
Por otro lado, la psicología transpersonal, una rama de la psicología que estudia los aspectos espirituales y trascendentes de la experiencia humana, también está contribuyendo a este campo de investigación. Los psicólogos transpersonales están interesados en cómo las experiencias de vidas pasadas y los recuerdos de donantes de órganos pueden influir en la identidad y el bienestar psicológico de las personas. Sus estudios están comenzando a mostrar que estas experiencias pueden tener un impacto significativo en la salud mental y emocional, lo que subraya la importancia de considerar estos fenómenos desde una perspectiva holística.
Finalmente, es importante mencionar que, aunque la ciencia aún no ha proporcionado respuestas definitivas a estos enigmas, la acumulación de evidencia anecdótica y los avances en la investigación están comenzando a cambiar la percepción de estos fenómenos. La reencarnación, los transplantes y la memoria son temas que continúan fascinando tanto a científicos como a laicos, y es probable que sigan siendo objeto de estudio y debate en los años venideros.