Las fórmulas del deseo
Sigamos con las fórmulas del deseo que Lacan nos transmite en su Seminario 5, «Las formaciones del inconsciente».
Para la primera, los remito al post anterior.
En la segunda empieza con otra teoría del deseo, no como una intencionalidad hacia un objeto en el plano imaginario, sino que digo, por ejemplo: no sé qué es el deseo pero se expresa siempre sobre la base de pedir. Acá viene otro enfoque.
No es captar el deseo filmando la baba que te cae d ela comisura d elos labios cuando veo el helado, sino en que vas a tener que decir: señor, ¿me da un cucurucho tal y tal? Es decir que para realizar algún deseo, se arranca siempre de pedir, por eso la D grande. Era la que les decía del nivel simbólico.
Por eso, dice Lacan, el deseo que subyace– porque siempre se presenta como demanda–, si se presenta como demanda, acá hay un lío que hasta ahora lo teníamos o a nivel del yo o a nivel de un sujeto inconsciente, aislado, si se realiza sobre la base de demanda, no hay otro modo que su articulación con una dimensión del gran Otro.
El problema es que ese gran Otro no es solamente la sede de la demanda. Ese gran Otro tiene una articulación también con el deseo. En esa dimensión ustedes estarán: ¿éste me lo dará?¿por qué me dice que no tiene de pomelo si ahí tiene? ¿Qué querrá? Siempre hay una dimensión…porque no es una máquina, se lo pido a una dimensión de otro, y resulta que el otro es la dimensión del Otro, tiene que participar del código, es decir, entender lo que yo le estoy pidiendo. Ahora bien, el Otro también está articulado a un deseo.
Ese deseo del otro, la d pequeña que está articulada a la gran A, no sé cuál es, pero eso es lo puede tomar un significado -por eso es un significado del Otro. Y es el lugar donde se va a articular la identificación al ideal.
Todavía no se trata del significante de la falta. Esto es pequeña f y rombo A. Esto es nada más que para decir que este efecto de significado es siempre un efecto a nivel del Otro, que es la dimensión del Otro la que introduce el efecto de significado. El otro puede expresar esa pequeña conexión con el deseo. No es una máquina que te recibe el dinero y vos le das el helado.
Cuando dice acá que el Otro es el lugar de la palabra, la palabra articulada, es como una redundancia, para repetir más qué quiere decir con la dimensión del gran Otro, que es sede de palabra.
El otro, que es el que te va a servir el helado, al que tenés que dirigir una demanda. Y está en danza si se la va entender bien, o mal, si va a haber un equívoco…
Ahí Lacan dice que el tema es que el gran Otro decide de lo que vos le estás pidiendo. Y es ¿qué otro? No me interesa si es gordo, flaco, alto. Es sede de la palabra. Lo de articulada es como una redundancia para decir que toda palabra es articulada, está hecha de significantes que se articulan con otros de diferentes maneras. Esa es la articulación.
LACAN, J. EL SEMINARIO, LIBRO 5, LAS FORMACIONES DEL INOCNSCIENTE. ED. PAIDÓS.