El deseo y sus derroteros
Seguiré con la cuestión de las fórmulas del deseo y su relación con el ideal, que Lacan plantea en su Seminario 5, Las formaciones del inconsciente.
Cualquier muestra del deseo nos demuestra a la vez cómo ir realizando el deseo desde el ideal, falla. Pero la falla la vamos a encontrar siempre en el deseo de la pequeña d que está articulada al otro. Es como caer en la propia trampa, porque para mi deseo no me queda más remedio que pedirle al otro. Pero resulta que el otro es sede de mi demanda pero además tiene una relación con el deseo, el suyo propio. Esa es la parte que se bloquea con todo el sistema del ideal
Está muy bien armado eso por Lacan.
En psicoanálisis tenemos toda la clínica de la nuerosis obsesiva para dar cuenta de esta dialéctica. Toda la clínica del deseo obsesivo nos sirve para ver cómo en este punto se le vuelve una traba imposible ajustar el deseo al ideal. Es que ajustándolo y ajustándolo al ideal, todo se termina enfriando…»¡No te me muevas de la demanda y no desees nada!», parece rezar un obsesivo a su parteneire… Siguiendo con el ejemplo del helado que les plantée (los remito a posts inmediatamente anteriores en los que trabajo esta temática) sería como tomar un helado pidiéndoselo a una máquina y comiéndolo como una máquina…
Les doy el ejemplo este por la sensibilidad en la obsesión al tema de esta pequeña d articulada al nivel del otro. Es el deseo del otro lo que sacude. Y un obsesivo fundamentalista rechazaría. «Sr. a mí no me ponga helado de más, péselo, yo le estoy pagando por eso, no por más… A mí me sirve como a todo el mundo y punto!» Como una estrategia para «arrinconar al otro» a que no articule un deseo.
En eso vamos articulando todo, por ejemplo con el consumo, la realización de deseos en el mercado. ¿Qué pasa cuando el otro de tu demanda es una máquina? Y si comparás la vieja heladería del barrio, de los años «40: «¿Te comiste el helado, al final? – No, nos olvidamos, pero charlé con el tipo de todo el barrio, me enteré de todo lo que pasa por el barrio!» Ahí se descubre que el deseo no era en realidad el helado. Él creía que sí, porque hacía un calor terrible, pero cuando el otro le empezó a dar charla y charla, resultó que su deseo, que no sé cuál es, se desplazó por muchas otras cosas hasta tal punto que se olvidó por completo del helado.
Esto quiere decir que hubo satisfacciones y realizaciones del deseo por otra parte.
Bueno, estos serían ejemplos de gran Otro con cierta articulación con d que se juega ahí. Hay veces que es en la dimensión del otro que ese d está totalmente bloqueado. Y si es así, un día realizarán un gran saqueo en esa heladería. Porque el «saqueo» es la única dimensión de deseo que te queda en esta relación…
FUENTE: LACAN, J. SEMINARIO 5, LAS FORMACIONES DEL INOCNSCIENTE. ED, PAIDÓS.