El deseo imaginario y el deseo en lo simbólico
El deseo de reconocimiento, a partir del Seminario IV de Jacques Lacan, se considera en términos simbólicos. Lacan dice en sus Escritos que «el deseo de reconocimiento domina al deseo que queda por reconocer». Este «domina» es el que Miller destaca en su curso Donc, para dar cuenta del estatuto simbólico del deseo.. Lo que está en juego aquí es el deseo de hacer reconocer el deseo propio; y eso es lo que domina por sobre toda cuestión imaginaria del deseo. Lacan mismo lo despliega como algo que tiene una exigencia lógica.
Es por eso que aquí se separan el deseo en el sentido imaginario (deseo de objetos) del deseo en su estatuto simbólico(deseo de reconocimiento)
Porque la insistencia repetitiva del deseo, la preservación del deseo en la cadena simbólica no se puede pensar desde la inercia de lo imaginario. Esto que no se puede pensar desde lo imaginario es que el deseo, en el sujeto, es objeto de una rememoración permanente en la represión, dice Miller. Es en este mismo movimiento que se da la oposición en Lacan entre dos tipos de significación: por un lado, las significaciones de la culpa (pertenecientes al registro simbólico); por otro, las significaciones de frustración afectiva (pertenecientes al registro imaginario)
Podemos decir, siguiendo a Miller, que el Seminario IV de Lacan (La relación de objeto) plantea el problema de conciliar esa doble naturaleza del deseo, porque la pregunta que nos asalta es cómo pueden convivir dos acepciones de deseo de distinto orden; a saber, cómo se puede pensar eso que implica la prevalencia de lo imaginario en el deseo, y al mismo tiempo el deseo en eso sentido freudiano del término, que tiene que ver con el deseo inconsciente que circula en la cadena simbólica, en la cadena significante.
La frustración afectiva que queda del lado de lo imaginario, al igual que la dependencia imaginaria del sujeto y la carencia instintiva, son términos que encontraremos en el Seminario IV, y que Lacan mostrará cómo engranan con lo simbólico. Y cómo, en su aspecto simbólico, cambian totalmente de estatuto.
Es en este momento que en el Seminario IV se plantea asi la cuestión del deseo: como deseo de reconocimiento, concepto que retoma de Kojève. Pero ya en los dos seminarios posteriores (Seminario 5: «Las formaciones el inconsciente», y Seminario 6: «El deseo y su reconocimiento», Lacan «tira a la basura» ese deseo de hacer reconocer el propio deseo y producirá un esquema que conocemos como el «grafo del deseo», en el que el deseo está ubicado en el nivel simbólico que no tendrá ya nada que ver con ese deseo de reconocimiento, y que incluso escribirá en cierto momento que es este el deseo que estructura las pulsiones.
La pregunta es qué debe ser ese deseo en el registro simbólico para estructurar las pulsiones (como lo más profundo del organismo humano) Ahí nos tenemos que ir al escrito lacaniano «Variantes de la cura-tipo», donde Lacan quiere demostrar que estas pulsiones no son simples necesidades.
FUENTE: MILLER, JACQUES-ALAIN. «DONC.LA LÓGICA DE LA CURA. LOS CURSOS PSICOANALÍTICOS DE JACQUES-ALAIN MILER» ED. PAIDÓS.