Porque tenemos más cosas de las que necesitamos realmente
Estamos viviendo una época, al menos en la civilización occidental que conocemos en la que no solo no nos falta de nada sino que además podemos tener miles de cosas que no son necesarias para nuestro día a día.
Hace muchos años y hace siglos el ser humano luchaba por tener lo imprescindible para sobrevivir pero actualmente podemos adquirir cualquier objeto que en realidad no nos da ningún servicio útil en lo que a las necesidades de cada día se refiere pero igualmente incluso luchamos por tenerlos.
Nos preguntamos a que se debe este desorden que lleva al malgasto de nuestra economía haciéndonos tener que trabajar más horas de las que deberíamos y consiguiendo en realidad bajar nuestra calidad de vida en vez de subirla.
Lo peor es que en este acumulamiento de objetos no nos damos cuenta de que tenemos una gran cantidad de cosas como parte de nuestras posesiones y solo en el caso de que hagamos una mudanza o un viaje largo nos damos cuenta de esta gran cantidad de cosas inservibles que hemos ido adquiriendo.
Actualmente consumimos el doble de lo que consumíamos hace 50 años y esto finalmente produce como veinticuatro mil millones de dólares en beneficios al año a las empresas y productores de todos estos bienes.
Vamos a dar algunas razones que intervienen en el porqué tenemos más cosas de las que necesitamos realmente. Cual es el motivo de que lleguemos a endeudarnos de por vida por caprichos que nos van a quitar el sueño a la hora de buscar la forma de poder pagarlos.
Entre las razones de este desequilibrio está en primer lugar la creencia de que vamos a encontrar más seguridad con estos objetos en nuestras vidas. Pensemos que es más seguro tener una casa pequeña pero pagada cómodamente a una casa mucho más grande que nos llevará toda una vida pagarla con todas las ansiedades que eso supondrá en las épocas de más problemas económicos. Realmente, en este caso, tener una casa más grande no nos proporciona seguridad pero sin embargo, así lo creemos y por eso comentemos esa equivocación viviendo por encima de nuestras posibilidades reales.
Otra de las razones es que pensamos que tener estos objetos o bienes nos hará personas más felices y nada más lejos de la realidad ya que la felicidad no depende de la cantidad de objetos que tengamos ni de las circunstancias que nos rodean, es más bien un estado interior. Más bien al contrario, cuantas más posesiones y más apegados a ellas estemos peor para nuestra felicidad.
La publicidad es el otro factor que con el bombardeo diario al que estamos sometidos de su parte consigue que consumamos más y más. El promedio de anuncios y publicidad que vemos por televisión, por la calle o por otros medios es de 500 anuncios al día, cada día del año y cada año por lo que la influencia es inevitable.
El querer quedar bien o impresionar realmente a nuestros semejantes es otra de las razones de porqué nos compramos la casa más grande, el mejor coche, el mejor móvil, el mejor ordenador, etc de la misma manera que la envidia hacia las personas que tienen estas posesiones es otro de los motores que nos mueven para conseguir todos estos objetos.