Psicología y Enfermedad – Parte II
Cada dolor indomable indica que por alguna razón me siento culpable
La culpa siempre busca reparación, o sea castigo. El castigo puede ser un dolor. El dolor crónico deriva de una culpa crónica tan antigua que a veces no podemos recordar a qué se refiere.
El sentimiento de culpa se cura de una manera muy sencilla y simple, hay que aprender a perdonarse, sin embargo a muchos se les hace muy difícil.
Cualquiera que sea la falta o el error que hayamos cometido, la condena ya ha sido cumplida y sólo podemos recuperar la libertad cuando nos hayamos perdonado.
El perdón tiene poder curativo, el perdón a uno mismo cuando nos sentimos culpables y el perdón a los demás cuando albergamos algún resentimiento.
El resentimiento no es más que orgullo herido, falta de humildad para sobreponerse a las ofensas. Una ofensa hiere cuando nosotros también creemos en ella, porque nadie puede ni rebajarnos ni enaltecernos, esa es una tarea solo nuestra.
Las hinchazones del cuerpo son estados emocionales contenidos que no se han expresado. Se me hincha la cara por no llorar, por no mostrar mi dolor. Se me hinchan las piernas porque me resisto a avanzar y estoy estancada. El lugar del cuerpo que se hincha indica simbólicamente su significado mental.
La rigidez del cuerpo representa rigidez de la mente, o sea tener las estructuras demasiado inflexibles que no nos permiten entender otros puntos de vista. Las estructuras demasiado firmes se pueden quebrar pero las más flexibles se mantienen.
Los problemas de circulación se relacionan con la falta de alegría y amor que son los símbolos de la sangre. Una embolia es un atascamiento sanguíneo que llega al cerebro e interrumpe la circulación. El pensamiento negativo puede producir coágulos de sangre que no permiten que fluya la alegría y el amor.
Todas las cosas de este mundo tienen dos lados, uno positivo y otro negativo. En lo positivo hay siempre algo negativo y en lo negativo algo positivo. Vivir con alegría, celebrando la vida día a día, reconociendo todo lo bueno que nos depara y ser agradecido es la única garantía de salud y bienestar.
No hay que levantarse a la mañana sin antes agradecer por un nuevo día y sin antes programarse para estar alegre y feliz cada hora de ese día, estando consciente de la oportunidad que tenemos de vivir un día más.
Este simple hecho asegura beneficios que tendrán la posibilidad de comprobar, evidenciándo de inmediato un cambio en el carácter que los sorprenderá. Se sentirán más alegres y seguros sin motivo, sólo por estar vivos.
La obesidad representa el miedo a vivir las experiencias de la vida, el temor de ser agraviados, heridos, criticados, el miedo a la sexualidad y a la vida en general. Los obesos se cubren con una coraza de gordura para defenderse de un mundo vivido como un lugar siniestro y hostil. Comen de más para calmar la ansiedad de no atreverse a Ser quienes realmente Son.
El obeso se odia y se desprecia, por lo tanto odia y desprecia a todo el mundo y también a las cosas. La obesidad encubre una depresión. En lugar de entregarse al mundo los obesos se comen al mundo que los ha defraudado. No lo aceptan ni se aceptan a si mismos ni tampoco pueden establecer vínculos, por eso se tragan todo con la ilusión de hacerlo desaparecer.
(continúa en Parte III)