Psicología y Navidad
Esta Navidad y Año Nuevo, para todos un mismo anhelo, el hombre nuevo.
La Navidad es un festejo religioso de los cristianos para celebrar el nacimiento del niño Jesús.
Esta fecha particular, hace que prácticamente casi todo el planeta esté de fiesta debido a la proximidad de fin de año.
El nacimiento de Jesús es un símbolo del hombre nuevo.
Independientemente del significado religioso y sin distinción de credos, ¿quién no desearía que naciera por fin el hombre nuevo como especie, tanto hombre como mujer?.
El hombre nuevo es el hombre justo, que se atreve a ser él mismo; un ser social responsable, con sentido de la solidaridad, ávido de conocimiento, comprometido con lo que hace, valiente, que está parado sobre sus propios pies sin necesidad de muletas ocasionales y que está dispuesto a cumplir su destino y a ayudar a sus semejantes a hacer lo mismo.
Hoy en día la imagen del hombre se encuentra desdibujada. Los roles sexuales son ambiguos, no hay compromiso, el hedonismo ocupa el primer lugar y el individualismo y la indiferencia entorpece las relaciones interpersonales.
Lejos de ser felices, hombres y mujeres trabajan y viven como autómatas, envueltos en un torbellino de obligaciones intrascendentes, que los hace sentir vacíos.
Llenan los huecos existenciales con afán de perfeccionismo y prestando atención a nimiedades. Comida exótica, excentricidades, culto al cuerpo, obsesiones, intolerancia y la pretensión de convertir a su morada o refugio en un templo.
No tienen un hogar sino un lugar para vivir, ni tampoco descendencia porque sólo producen dinero u objetos. Aunque algunos pueden llegar a reaccionar, a veces tan tarde que sólo podrán concebir hijos de probeta,
Los conflictos psicológicos que experimentan, demuestran que no pueden ser felices y que se sienten insatisfechos, como si su yo verdadero estuviera pugnando por salir a la luz.
Tanto hombres como mujeres parecería que han conseguido todo, un título universitario, un trabajo envidiable, altos ingresos, un departamento de lujo con pileta, el mejor auto y parejas afines ocasionales, pero sienten que no han logrado nada esencial.
Tan aferrados están al mundo material que sufren de miedo crónico; miedo a las enfermedades, miedo a los ladrones, miedo a los espacios abiertos, miedo a los espacios cerrados, miedo a salir, miedo a los aviones, etc.; pretendiendo vivir eternamente ilusionados con las investigaciones centradas en revertir el proceso de envejecimiento para prolongar la vida indefinidamente, sin tener en cuenta las consecuencias sociales, económicas, demográficas y generacionales.
El ataque de pánico reduce su mundo, porque lo que necesitan por sobre todas las cosas es sentirse seguros. Y aunque el dinero les da esa seguridad que anhelan no pueden ser felices.
Saben que en la vida la seguridad no existe porque todo es incertidumbre, pero igualmente se aferran a los objetos porque tienen miedo, y el miedo les hace perder la libertad.
Otros más audaces pero con las mismas necesidades, al no poder evitar sentirse muertos en vida, practican deportes de alto riesgo o hacen turismo aventura en lugares exóticos para sentir que aún están vivos.
Esta Navidad los cristianos renovaremos la esperanza en el hombre nuevo y el resto del mundo esperará el año nuevo con el mismo anhelo, un cambio de conciencia.