Psicología Positiva – Parte I
Sólo se disfruta de la vida manteniendo una mente positiva
Una nueva teoría psicológica surge como una posible respuesta al cada día más acuciante problema de la depresión, la Psicología Positiva.
Los científicos se cuestionan sobre los procesos que generan emociones positivas y la capacidad de las personas para superar las situaciones difíciles de la vida.
La Psicología Positiva es una corriente de pensamiento iniciada por Martín Seligman, psicólogo estadounidense, presidente de la Asociación Americana de Psicología, que durante 25 años se dedicó a estudiar los síntomas de la depresión.
Esta nueva teoría se puede relacionar con los conceptos aportados por la Psicología Humanista y el Existencialismo: el hombre es lo que hace de si mismo y construye lo universal eligiendo; el Conductismo y las teorías del condicionamiento y la formación de hábitos, la Psicoterapia de Carl Rogers y su teoría del encuentro y la comprensión del otro, la teoría de Victor Frankl, y el sentido de la vida en la búsqueda de significados, los recursos de la programación neurolingüística con los modelos para el cambio; la teoría de la Gestalt y la importancia de la manera de percibir.
Los beneficios del pensamiento positivo no son conceptos nuevos, dado que desde la antigüedad, hace más de cinco mil años, la filosofía hermética ya reconocía la importancia del poder del pensamiento y la capacidad del hombre de revertir su estado de ánimo de un polo negativo a uno positivo con solo proponérselo, fijando su atención.
Según esta filosofía, todas las cosas manifestadas tienen dos aspectos opuestos con innumerables grados entre ambos, como por ejemplo el espíritu y la materia que son los dos polos de una misma cosa.
En el plano físico, el calor y el frío son de la misma naturaleza, siendo la diferencia una cuestión de grados; así como la luz y la oscuridad, lo grande o lo pequeño, el ruido y el silencio, lo duro y lo blando.
Tampoco existen el odio absoluto o el amor absoluto, porque estas dos emociones son los dos polos de lo mismo; así como el valor y el miedo que se rigen por el mismo principio.
Todas las cosas de la misma clase pueden transmutar de un polo a otro, como la depresión en alegría, la inercia en actividad, o la cobardía en coraje.
Los estados mentales como en los fenómenos del plano físico, los dos polos pueden ser clasificados como positivos y negativos respectivamente. El amor es positivo respecto al odio, el valor respecto al miedo, la actividad respecto a la inercia; y la tendencia de la naturaleza es en dirección a la actividad dominante del polo positivo.
Uno puede polarizar su mente en el grado que quiera por medio de la voluntad y obtener un perfecto dominio y control sobre sus estados mentales. De la misma manera podrá afectar las mentes de los demás, produciendo en ellos los estados mentales que requieran.
Nada está en reposo, todo se mueve, vibra y circula. Este principio de la filosofía hermética sostiene que el movimiento se manifiesta en todo el Universo, cualidad de la realidad comprobada científicamente desde el descubrimiento del átomo.
La ciencia moderna ha comprobado que todo lo que llamamos materia y energía no es más que modos de movimiento vibratorio. Toda materia manifiesta, en algún grado, la vibración producida por la temperatura o el calor. Todas las partículas de materia están siguiendo un movimiento circular, lo mismo los corpúsculos que los astros.
(continúa en Parte II)