Psicología Cognitiva – Parte II
La Psicología Cognitiva y la realidad reflejan de la vida su complejidad
El sistema que desarrolló Edgard Chace Tolman (1886-1959) también surgió de la desconformidad que sentía por el Conductismo por el poco interés que demostraba por los aspectos cognitivos de la conducta, ya que los seres humanos no responden solamente a estímulos sino que actúan en base a creencias, expresan actitudes y se esfuerzan por alcanzar metas.
De esta manera desarrolla un conductismo intencionista que es una forma de conductismo que se ocupa de la conducta objetiva, no de la experiencia consciente y además se interesa en el efecto de los estímulos externos sobre la conducta, acentuando la relación de la conducta con las metas.
La búsqueda de la meta es lo que da unidad y significado a nuestra conducta y para poder predecir la conducta se deben conocer las metas, tomar en cuenta las cogniciones del individuo, sus percepciones del mundo y sus creencias acerca del mismo.
Tolman denominó a las cogniciones variables intervinientes. La experiencia con ciertos estímulos da por resultado la formación de ciertas cogniciones. Las cogniciones y las demandas producidas por necesidades interactúan juntas para producir respuestas.
El aprendizaje para Tolman implica cambios en las cogniciones resultantes de la experiencia con los estímulos externos.
El sistema de Tolman es fundamentalmente una teoría cognitiva, pero insiste más en los estímulos externos que la mayoría de esas teorías.
Para elaborar su sistema, Tolman utilizó elementos de Freud, de Guthrie, de los teóricos del refuerzo y de los diagramas de Lewin; y es uno de los teóricos cognitivos que prestó más atención a la conducta de los animales que a la de los seres humanos, tal como el caso de Köhler.
Hobart Mowrer(1907) fue otro teórico que a medida que avanzaba en sus investigaciones en el campo de la teoría conexionista se fue acercando cada vez más a las teorías cognitivas.
Se interesó particularmente en el aprendizaje de las reacciones emocionales. De acuerdo con su teoría todo aprendizaje es un aprendizaje de signos. Los estímulos se convierten mediante el aprendizaje en signos de temor o de esperanza. Lo importante acerca de estos estímulos no es que producen ciertas respuestas, sino que tienen ciertos significados, es decir, que son signos del éxito o del fracaso inminente de nuestra acción.
Esta nueva interpretación del aprendizaje hace que Mowrer sea más cognitivo que cualquiera de los otros teóricos que desarrollaron sus sistemas dentro de la tradición conexionista.
Mowrer se interesa en los signos de peligro o de esperanza pero no en los signos que proporcionan nuestras complejas orientaciones cognitivas.
Las teorías conductistas tienen una finalidad práctica y se adaptan a la filosofía de la sociedad norteamericana, centrada en los resultados y en el éxito, donde la competencia es el principal desafío, y donde sólo se puede llegar a ser ganador o perdedor
Las teorías cognitivas se adecuan mejor que las teorías conexionistas al estudio de las conductas simbólicas complejas, que son las que caracterizan a la conducta humana, aunque a los teóricos del refuerzo les parezcan tan simples.
No obstante aunque ninguna teoría nos proporcione la fórmula de la felicidad, todas de alguna manera nos conducen a hacernos nuevas preguntas que nos ayudan a escudriñar un poco más el misterioso campo del conocimiento.