Síndrome de Münchhausen por poderes. ¿Qué es?
El Síndrome de Münchhausen por poderes, es un término utilizado para referirse a un trastorno en el que una persona, cuidador/a o madre/padre causa daño, lesión o trastorno a aquel que esté bajo su cuidado, generalmente el hijo/a. Este Síndrome implica la exageración, invención o inducción de una enfermedad hacia la víctima, con el fin de lograr atención, compasión o reconocimiento.
Este Síndrome no es absolutamente aceptado por los profesionales de la salud. En el DSM IV, está circunscripto bajo el nombre de Trastorno Facticio por poderes.
Es importante indagar y conocer las características de estos cuidadores porque pueden detectarse en hospitales, clínicas y centros de atención primaria, y permitirle al profesional intervenir de forma correcta.
Tanto la modalidad de las instituciones de salud como la patología del cuidador, colaboran para que muchas veces estos casos se escurran a través del sistema.
Muchos de los daños que se llevan a cabo contra aquél que es víctima de estos actos, se suelen evaluar y medicar como enfermedades aisladas, sin poder ubicar fácilmente cual es el origen del problema.
No es casual que suelen ser cuidadores que concurren constantemente a las Guardias por distintos síntomas que presenta la persona a su cuidado, y varían de Hospital en Hospital, cambiando constantemente de Profesionales y dificultando que se pueda hacer un seguimiento. El sistema de salud actual, disperso y segmentado, colabora con que estas patologías transcurran sin ser detectadas.
Una de las características de este Síndrome hace referencia a que, mediante su accionar, el cuidador no pretende conseguir ningún beneficio o rédito económico sino que lo lleva a cabo sistemáticamente, y sin ningún otro fin; sin poder dejar de hacerlo.
Desde la Psicología, obviamente podemos analizar estos casos de modo más amplio. Vamos a considerar el caso más frecuente que es el de una madre ejerciendo este poder sobre su hijo o hija, porque podremos así analizar el concepto entorno a la noción de maternidad.
Madres que envenenan, dañan o alteran el crecimiento y desarrollo normal de sus hijos. ¿Como es que esto ocurre? Desde el sentido común nos espanta y nos resulta muchas veces difícil de creer. Este «difícil de creer» es en general el que impide que los médicos den cuenta del problema, porque se tiende a considerar socialmente que las madres solo quieren «lo mejor para sus hijos» y resulta inverosímil sospechar que estén dañándolos.
Comenzando desde este lugar, podemos decir, que «el instinto maternal», así como suele llamarse, no existe de modo literal en los seres humanos. El deseo y el cuidado de un hijo es algo que tiene que construirse desde el punto de vista psíquico. Por lo tanto, hay madres que no se sienten madres, madres que no logran ver a su hijo como un ser distinto de ellas y madres que pueden dañarlo deliberadamente. El término Madre es cuestionable en estos casos, porque madre es en realidad aquel/lla que pueda cumplir la función materna. No tiene que ver con parir, sino con ejercer una función de verdadero cuidado.
En estos casos, mediante estas acciones, la madre ocupa una posición de poder que le permite sentirse útil, acompañada, reconocida y así evitar el desprendimiento que implica el crecimiento saludable de un hijo.
Hay una posición de satisfacción en juego en estos casos, donde ese daño que se le causa es luego psíquicamente justificado por sus intentos de curarlo: las constantes consultas médicas y la reiteración en el rol de cuidado.
La madre se ubica así en el lugar de ser Necesaria, e Indispensable para ese otro, que sí o sí requeriría de su permanente atención. A su vez, mediante las recurrentes enfermedades, recibe atención y compasión de su entorno. Es una posición sumamente narcisista la que se juega allí.
Hay un caso muy popular en Estados Unidos, que es interesante para debatir y cuestionarnos respecto a este tema. El caso de Gypse Rose y Dee Dee Blanchard, que, además, tiene un trágico final.
En este caso en particular, el componente del logro de un rédito económico, es el que podría plantearnos el cuestionamiento acerca de este diagnóstico. Pero más allá de esto, el vínculo que se establece entre ambas da cuenta de los extremos a los que puede llegar una madre con tal de perpetuar su lugar de poder e impedir que su hijo/a crezca y se desarrolle por fuera de ella.
La historia de este vínculo terrible se ilustra magistralmente en la serie de HBO, The Act, y en el documental, Mommy Dead and Dearest.