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Alteridad: el otro es otro.

Publicado por Lic. Maria V.

El concepto de Alteridad, proviene del latín alter, que significa otro. Por lo tanto, implica la condición o capacidad de ser otro o distinto.

Este término es muy utilizado en Psicología, fundamentalmente desde la teoría psicoanalítica para determinar la facultad mediante la cual un sujeto llega a reconocer al otro como diferente de sí mismo, cuestión no tan sencilla.

Alteridad significa inicialmente «aquello que es distinto de mí». En el desarrollo evolutivo, al bebé le llevan muchos procesos poder lograr la separación de la madre y el reconocimiento de que ésta es distinta de él mismo. La famosa Separación Yo-No Yo esencial en la constitución subjetiva.

Sin embargo, el reconocimiento de la alteridad es un proceso aún mas complejo. Implica reconocer y aceptar que ese otro, no solamente es un ser separado de mí sino que además, está atravesado por distintas circunstancias. Es otro, por tanto, y en gran medida, desconocido para mí. Es un enigma.

El termino Alteridad si bien es entendido y explicado, reviste gran complejidad. El otro cumple para el Psicoanálisis un rol fundamental en la constitución subjetiva, y su reconocimiento es la clave de la identidad y la interacción social.

En la relación madre-bebé, es, a su vez, esencial que la madre pueda reconocer a ese hijo en su alteridad. De no ser así complica el proceso de subjetivación, porque ese niño queda fijado a ser un mero objeto o prolongación de esa madre, sin serles reconocidas las características particulares que le posibilitarían un desarrollo saludable.

Pero aún cuando estos procesos estén dados, el reconocimiento de la alteridad de los hijos es algo que, en muchos casos, tiene que ser reinstaurado durante todo el proceso de crecimiento.

Reconocer las diferencias de las elecciones y procesos de los hijos es un desafío para la mayoría de los padres.

Obra de Otto Morel

Es muy frecuente escuchar padres que comparan a sus hijos con sí mismos, utilizando sus propios procesos como parámetros a la hora de evaluar los procesos de éstos. Así, también se dificulta la aceptación de las distintas elecciones o formas de carácter, siendo muchas veces objeto de censura y rechazo.

Lo mismo se puede establecer en un Análisis. Allí, se trata de una interacción entre uno y otro. La noción de alteridad cobra gran magnitud, si pensamos que el analista debe tener esta finalidad: permitir que el paciente, como otro distinto que es, pueda asumir su deseo y hacerse responsable de él, afianzándose en su alteridad.

La función del analista no es conducir al otro a imagen y semejanza de sí mismo, basándose en sus opiniones y consejos. Hacerlo sería desconocer a ese otro como altero. Análogo es esto a lo que ocurre entre padres e hijos.

Criar a «imagen y semejanza de» es un concepto que significa un gran riesgo.

La crianza responsable implica educar y acompañar  en la libertad, considerando siempre que los hijos no son propiedad de los padres, sino «otros».

Son seres que deben desarrollarse en su singularidad, siendo la función de los padres y criadores la de propiciar las mejores condiciones para que esto suceda.