La Adolescencia y el Aborto
Para poder disfrutar no hay que matar
La Adolescencia es una etapa del desarrollo cuyo objetivo principal es la búsqueda de la identidad y del si mismo.
En la pubertad, el cuerpo pasa por una serie de transformaciones hormonales, generadoras de desequilibrios y tensiones y esta carga endógena, difícil de manejar, puede llevar a un adolescente a cometer errores que pueden llegar a comprometer su paz interior y su futuro.
En la adolescencia, tanto la mujer como el varón tienen la obligación de actuar en forma responsable, es decir, haciéndose cargo de todos sus actos, ya que a medida que se hacen adultos aumentan tanto sus derechos como sus obligaciones.
Para un hombre, es bastante fácil y económico evitar embarazar a una mujer y al mismo tiempo preservarse de contraer enfermedades de transmisión sexual. El uso del preservativo está al alcance de todos y solamente es necesario un tiempo breve de entrenamiento para habituarse a él y decidir en forma responsable.
Para la mujer, un acto sexual realizado a las apuradas en cualquier lugar y de cualquier manera, sin protección para evitar el embarazo, no es garantía de alcanzar la misma satisfacción que el hombre y no es condición necesaria para conservar el amor de la pareja.
El acto sexual es una consecuencia del amor y tiene que ser consensuado por ambos, como el paso a una relación más madura y con mayor compromiso.
Una mujer debe respetarse a si misma y no convertirse en un objeto de placer, creyendo que esa es la manera más eficaz de mantener una relación.
Las mujeres fáciles suelen tener parejas ocasionales con las cuales es poco probable que logren una verdadera relación sexual satisfactoria y difícilmente lleguen a consolidar un vínculo estable; simplemente porque en materia sexual, los hombres todavía piensan como en la edad de piedra aunque parezcan muy evolucionados.
Ellos creen que existen dos clases de mujeres, las que son para casarse y las que son para divertirse, y esa clasificación se acciona ni bien entablan una relación con una mujer.
A toda mujer su pareja debe merecerle confianza como para entregarse a él y tener en cuenta que el hombre que ha elegido deberá ser lo suficientemente maduro psicológicamente para asumir las consecuencias; porque todos los métodos anticonceptivos pueden fracasar, principalmente cuando no se tiene experiencia; y aunque esta posibilidad sea pequeña hay que tenerla en cuenta y no olvidarla.
Si una joven queda embarazada deberá hablar con su pareja para compartir tal situación y resolverla entre ambos. Existen muchas salidas honorables y menos cruentas.
El aborto para la mujer suele ser la base profunda de una depresión que puede aparecer en la adultez frente a cualquier situación de pérdida.
Este tipo de depresión es muy difícil de sobrellevar porque generalmente son experiencias que no permanecen en la conciencia y quedan latentes en el inconsciente como un duelo no elaborado que se vuelve a recrear antes cualquier situación de abandono o fallecimiento cercano.
Además, una mujer que se somete a un aborto se arriesga a sufrir infecciones graves y hasta puede quedar estéril por lesiones irreversibles.
Los jóvenes creen que un embrión no es una persona, sin embargo desde la concepción una nueva vida siente y cualquier pensamiento de rechazo que reciba comprometerá su desarrollo y su futuro; y si no le permiten nacer quedará para siempre en las conciencias de sus progenitores.