La Obesidad y la Comida Chatarra
Cuando mi ansiedad llega al colmo, pido un combo
El desarrollo de la industrialización provocó una verdadera transformación en los alimentos y en el arte de preparar la comida.
Este cambio revolucionario, trajo consigo ventajas y desventajas. Por un lado podemos hacer un almuerzo apetitoso en pocos minutos con sólo abrir la heladera; el hecho de poder conservar casi todo en frío facilita el trabajo en la cocina y nos da la suficiente seguridad de su perfecto estado de conservación.
Hoy en día se pueden encontrar en los supermercados prácticamente toda clase de productos, ya sea enlatados, en envases de larga vida, en botellas plásticas, secos, en paquetes, congelados y hasta comidas hechas; pudiendo acceder a ellos la mayoría de las personas en casi todas partes, independientemente de la ubicación geográfica y de la estación.
El delivery se ha convertido últimamente en una buena opción debido al costo más accesible que el de un restaurante, y los locales de comidas rápidas compiten con gran ventaja captando al público joven.
Nunca la humanidad ha tenido a su disposición tanta variedad de alimentos para elegir y fáciles de cocinar, pero aunque los avances científicos lograron mejores tratamientos para las enfermedades crónicas, la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer, todavía siguen siendo estas mismas patologías las principales causas de muerte en el mundo occidental, debido en gran parte a la obesidad.
Por otra parte, el exceso de grasas y dulces se ha vuelto adictivo y el sedentarismo se ha incorporado en las grandes ciudades como modo de vida, debido al desarrollo de la tecnología.
A la mayoría le cuesta renunciar a las porciones dobles de papas fritas y a las hamburguesas gigantes para cambiarlas por un sándwich de queso y tomate sin mayonesa o bien por una ensalada con pollo; y además, luego del combo extra grande le resulta difícil realizar una diaria actividad física programada.
A pesar de todo actualmente la gente vive más años casi en todas partes, comparado con épocas anteriores a la revolución industrial, aunque seguramente no morían más jóvenes por alimentarse mejor sino debido a las hambrunas, los trabajos inhumanos, las enfermedades asociadas a la exposición al frío extremo, la falta de higiene, el riesgo de ser atacados por animales feroces, las infecciones, etc.
En cuanto a alimentación se refiere, no se trata de volver a la edad de piedra sino de ser más selectivo a la hora de comer y elegir lo más saludable que proporciona el mercado, teniendo en cuenta que se puede tener el placer de una buena comida sin abarrotarse de grasas y dulces.