El Enigma de los Sueños
Los sueños son uno de los fenómenos más misteriosos e incomprensibles que aún no nos podemos explicar y que nos llegan a sorprender y desconcertar.
Sentimos que a pesar que nuestros sueños puedan parecernos fantásticos o distorsionados, no siempre son arbitrarios y que pueden tener un significado, principalmente cuando se relacionan con personas significativas o desconocidas, con nuestros deseos y temores o con acontecimientos del pasado.
El misterio de los sueños ha desvelado a muchos hombres de todos los tiempos, desde los antiguos magos que se empeñaban en dar explicaciones esotéricas, hasta a los más encumbrados científicos, como Sigmund Freud o Carl G. Jung, que le asignaron valor terapéutico.
Algunos personajes históricos célebres, confesaron haber tenido sueños premonitorios, como Napoleón y Alejandro Magno.
Todos los profetas recibieron mensajes celestiales y revelaciones divinas y muchas personas comunes han tenido la oportunidad en sus sueños de despedirse de sus muertos, mientras no pocos confiesan haber recibido de personas fallecidas, informaciones secretas que ningún otro conocía.
Algunos científicos, como el químico alemán Friedrich August Kekulé von Stradnitz, descubrió la primera molécula orgánica de estructura anular, o sea la molécula elemental del benceno – que nadie podía imaginar ya que sólo se concebían estructuras lineales – a través de un sueño.
Esa noche soñó con las imágenes que veía en su microscopio, largas cadenas que como víboras se movían mezclándose entre ellas, hasta que una formó una figura anular que lo sorprendió tanto que se despertó. Había descubierto la estructura anular, impensable para los científicos hasta ese momento.
Todos hemos tenido la experiencia de irnos a dormir con un problema que parecía no tener solución y que sin embargo al despertarnos nos sorprende el haberlo resuelto fácilmente durante el sueño.
Soñamos cosas extrañas, como con lugares que no conocemos y que existen, con personas que no hemos conocido y que ya han muerto, que podemos caminar sobre el agua, que hablamos otros idiomas correctamente, que volamos, que nos encontramos con nuestros seres queridos que han partido, todas cosas imposibles en el mundo físico pero que se hacen realidad en los sueños.
Los pueblos primitivos les asignaban gran importancia a los sueños. Consideraban que era una forma de comunicarse con los dioses y con el espíritu de sus antepasados. Creían que el alma se desprende del cuerpo en los sueños y vaga por este mundo y por todo el universo sin límite y esa interpretación era compartida por otras tribus.
Se han encontrado papiros en Egipto, de dos mil años antes de Cristo, con más de un centenar de interpretaciones de sueños, algunos incluyendo los viajes del alma más allá del cuerpo.
Las civilizaciones de esa época les otorgaban gran importancia a los sueños que formaban parte de sus creencias espirituales y religiosas.
De los sueños han surgido las hadas, los faunos, los duendes, las ninfas y todos los seres mitológicos conocidos.
Los sacerdotes de las antiguas culturas eran los encargados de la interpretación de los sueños que se consideraban de origen divino. Era la forma de visitar a los dioses para lograr conocer el futuro, resolver problemas y curar las enfermedades.
Los antiguos griegos hace más de diez mil años ya diferenciaban dos clases de sueños, los significativos, que podían contener valiosa información y los banales que no reportaban ningún mensaje.
Hipócrates ya concebía algunas analogías entre los símbolos de los sueños y ciertas enfermedades.
Pero fue Sigmund Freud el que desarrolló en forma más completa la interpretación de los sueños, basado en conocimientos ancestrales de todas las culturas y en el fenómeno de la identidad de los símbolos en todas ellas.
Lo cierto es que los sueños nos ayudan a saber más y a conocernos mejor, podrían ser útiles para curarnos y para ampliar nuestra visión para poder trascender.
Fuente: “El Viaje Astral”, Edgard de Vasconcelos, Ed.Planeta, Argentina, 2005.