Joyce y la letra
Les decía que la letra, en tanto está ene l registro de «siempre lo mismo», nos permite aproximarnos a lo real. Un «eso está escrito» pero en el sentido de que «eso funciona». Y esto -siguiendo el planteo de Jacques-Alain Miller en su curso «Piezas sueltas»- nos permite ir a un esquema que escribe así:
SIGNIFICANTE / LETRA
SEMBLANTE / REAL
El significante, decíamos, se diferencia de la letra; pero esta oposición se enturbia cuando decimos que la letra sirve para escribir la palabra, que es lo que aparece en el escrito lacaniano «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud», la letra en su uso significante, podemos decir.
Porque es claro que las letras del alfabeto nos sirven para escribir palabras, pero esa diferencia que anotamos entre la letra y el significante se conoce en tanto la letra se extiende bajo la forma de nudo, esos nudos que en la enseñanza de Lacan constituyen una escritura, que es la que efectivamente le conviene al sinthome.
Sabemos los lectores de Lacan que él se sirvió siempre de letritas en su enseñanza, fundamentalmente y en principio para hacer referencia a las formaciones del inconsciente, a saber: S, s, A, s(A). Estas últimas letritas nos dicen todo de esa primera enseñanza de Lacan: que s(A) tiene que ver con que las formaciones del inconsciente son significados; es decir, están hechas de significantes que significan algo, efectos significantes.
Esto no determina que la letra sea un significante, sino que solo lo es en la medida en que es semblante. Lacan hablaba de «un discurso que no sería semblante», y con el condicional nos quiere decir que no hay nada que hacer: los discursos están condenados a ser semblante, no queda otra. Esos discursos funcionan desde su agente, que no es más que el lugar del semblante, el lugar dominante en el discurso.
Lacan evoca con ese condicional un anhelo de qué bueno sería que existiera un discurso que no fuera semblante, y se aboca a ello en el Seminario 23, «El sinthome», que es un discurso que Lacan se largó a construir con el intento de que no sea de semblante. Es decir, tratando de hace red la letra un uso que no sea significante, que no sea de semblante. Su intento fue entonces el de reducir al significante a la letra que lo porta.
En el Seminario 23, Lacan trae a James Joyce, quien nos brinda en su obra un discurso que no es semblante. De esta manera, Lacan nos da un género literario que se diferencia de los otros precisamente por no sostener semblantes.
En el escrito lacaniano al que ya he hecho referencia en posts anteriores, «Lituratierra» es donde Lacan nos dice que el psicoanálisis recibe de la literatura; es decir, que ésta brinda algo al psicoanálisis, refiriéndose específicamente a una obra joyceana: «Finnegans Wake», en la que Joyce llegó al límite, haciendo de la letra un uso que no tiene que ver para «que se lea», o «para que signifique», un uso que no depende del semblante.
FUENTE: MILLER, JACQUES-ALAIN. «PIEZAS SUELTA» LOS CURSOS PSICOANALÍTICOS DE JACQUES-ALAIN MILLER» ED. PAIDÓS.