Dar nada
En el Seminario IV, La Relación de Objeto ( 1956-1957) les dije la vez pasada que Lacan aborda el tema de la mujer, pero ¿cómo la introduce? Pues bien, por la cuestión de la falta.
Miller nos dice que el caso de la mujer es un ejemplo en tanto la articulación entre objeto y falta, de modo tal que todos los objetos de la mujer están girando alrededor de la falta, de la falta fálica, de la falta de falo.
Particularmente, el objeto niño, que entra en funcionamiento en relación a la falta que la madre experimenta como mujer(aunque sea inconscientemente)
Recordemos esa ecuación simbólica freudiana: pene=niño; hijo=falo. A partir de esta ecuación Lacan en su seminario se refiere al caso freudiano (que ya he tomado en alguno de sus aspectos en este blog) de «la joven homosexual».
Y no solo aborda el tema de la mujer, sino que también en este Seminario IV el abordaje de Lacan recae sobre el amor, sobre la función del amor, para articular objeto y falta.
Hay que decir que en este seminario el amor funciona un poco como pivote, más bien se trata de una promoción del amor en la clínica, podemos decir.
El amor en este Seminario tiene una función clínica, Lacan lo presenta como fundamental, justamente porque lo que importa no es tanto el objeto en sí, el objeto de la realidad; sino la forma, la manera: la nada (los remito al post anterior)
Es decir, en este Seminario si arriesgamos que Lacan da una definición de amor, es en relación del objeto con la nada, con la falta.
Por eso hablamos de la relación del amor con la castración, con lo que Lacan escribe -fi.
Miller considera que es por esta relación que existe entre el amor y la falta, la castración, que hay que darles siempre a los hombres un empujoncito en relación al amor.
Clínicamente es verificable cómo a los hombres les cuesta posicionarse en el amor, encarnar ese Otro del amor; y la mujer adora hacer de esa virilidad que en un momento la cautivó, una falta, crear un ser castrado. Que esté castrado es una de las condiciones del amor para ella.
Lacan da un paso en este seminario, y es en relación a la demanda, que podemos dividirla en dos: por un lado, la demanda de objeto (el objeto de la necesidad) y por otro, la demanda de amor (no es demanda de objeto, sino demanda de nada, signos del Otro, signos de amor…
Aquí tenemos que mencionar la tríada lacaniana necesidad-demanda-deseo, y hacerla corresponder con otra tríada: privación-frustración-castración. La privación tiene que ver con la necesidad; la frustración con la demanda de amor, y la castración con el deseo.
Lo que enseña Lacan teniendo en cuenta este esquema es que en la dialéctica de la frustración se trata de dar lugar a la nada, a la falta. No se trata dijimos, de dar un objeto, o que no se lo de, sino de dar nada, dar la falta.
De aquí se desprende toda una clínica -desde el clásico ejemplo de la madre que atiboora de comida a su niño, confundiendo los cuidados con el don de amor…
FUNETE: MILLER, J-A. Donc.