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Lo incondicional

Publicado por Betina Ganim

Para seguir con esta temática del amor que Lacan aborda de manera particular en su Seminario IV La relación de objeto, repasemos un poco lo que les venía diciendo los posts anteriores:

Por un lado nos referíamos a la demanda simple, es decir, la que tiene algún objeto de necesidad: tengo hambre, tengo sed, etc. Pero dije también que más allá de esta demanda simple, que siempre está significantizada por el Otro, tenemos la demanda de amor: demandar una pavada, un signo de amor.

lo incondicional

Ahora bien, hoy introduciré un tercer elemento, que como también les mencioné, forma parte de esta famosa tríada lacaniana: el deseo.

El deseo, podemos decir, está ubicado justamente en la conjunción entre la demanda simple y la demanda de amor. En sa distancia, en esa brecha, ubicamos al deseo.

Sabemos que Lacan no se mete con todo con el deseo en este Seminario, pero va más o menos presentando las cartas sobre la mesa, y dirá -algo que como otras tantas cosas se convierten en cliché- que el deseo está más allá de la demanda en algunos aspectos, y en otros, dice, está más acá.

Si dijimos que en la demanda se trata de un objeto en cuestión, se demanda algo, y en la demanda de amor se trata de demandar nada, es así que Lacan va elaborando entonces un concepto que amalgame de alguna manera ese «algo» y esa «nada»: el objeto pequeño a.

El año siguiente, esta famosa amalgama entre algo y nada Lacan lo presentará como objeto metonímico en su Seminario V(Las formaciones del inconsciente): el objeto de deseo metonímicamente relacionada con la falta.

A ver, tenagamos en cuenta estonces que a la altura del Seminario IV, amor y deseo aparecen en una relación de continuidad; y en el Seminario 5 ya Lacan los opondrá, en tanto el amor tiene que ver con la nada, y el deseo decimos que hay algo que insiste, que es bien particular.

En el Seminario V también encontramos otra oposición en cuanto a estos dos términos: el amor tiene que ver con el Otro, con los signod de amor que da el Otro; mientras que en cuanto al deseo, hay una relación con algo en el Otro.

Es recién mucho después, en el Seminario XI (Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis) que Lacan plantea al deseo en tanto que involucra en el Otro un elemento que ese Otro mismo desconoce. Aquí Miller propone hablar de extimidad para hablar de esta zona del Otro: eso que es íntimo pero a la vez desconocido.

El amor va a depender entonces de ,os signos del Otro; mientras que el deseo estará más bien desapegado del Otro.

Esta oposición marca entonces una dialéctica entre amor y deseo; ambos tienen una misma estructura: en el deseo podemos encontrar eso incondicional de la demanda.

Entonces Lacan propone una articulación: hay un trastocamiento en el que lo que se exige en el amor, la incondicionalidad, se invierte en una condición «absoluta» del deseo.

La sujeción al Otro es entonces la «dependencia», pero respecto del deseo, se invierte lo condicional elevándose a la condición absoluta (un desasimiento del Otro)

FUNETE: MILLER, J-A. Donc.