La propuesta de Jaques Alain Miller en relación al «aggiornamiento» de la práctica psicoanalítica en este siglo, es algo que me cuestiona particularmente en el sitio donde la inscribo. Un lugar donde el psicoanálisis es más bien un forastero.
La cuestión es cuando este prejuicio parte de quienes practicamos el psicoanálisis, corriendo el riesgo de adaptarnos y caer en lo que llamo el “menfotismo psicoanalítico”.
El menfotismo alude a “una resistencia pasiva, de no-reaccción, de inhibición, de falta de compromiso, de conformidad acomodaticia. El legado que dejó la cultura árabe pesa mucho en el «ser» mallorquín, y esta actitud «menfotista» es muy parecida a aquella máxima árabe que reza ‘siéntate en el portal de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo’: no «luchar» contra el enemigo sino esperar a que «caiga».
Una pregunta que me concierne como practicante del psicoanálisis es: ¿cómo operar, siendo foraster, en una ciudad de la que, sin embargo hay que hacerse responsable? ¿Cómo no caer en el “menfotismo psicoanalítico”? Lacan da una pista al comienzo de su enseñanza: