El saber y la pérdida
En el post anterior hice alusión a eso de lo que se trata en la pregunta neurótica por el ser, a saber, lo imposible de saber. La enseñanza de Jacques Lacan nos lleva a retomar las conceptualizaciones de la neurosis que ya tenemos en Sigmund Freud.
Si seguimos los seminarios de Lacan, desde los comienzos de su enseñanza (años «50) hasta principios de los años «70, nos toparemos con diferentes intentos de reordenar aquello que en el campo freudiano se despeja como el complejo de Edipo, ese complejo nodular d ella neurosis, y su articulación con el complejo de Castración.
Recorreremos entonces algunos caminos que tomó Lacan en su intento de volver a situar la neurosis en su estructura. Si Freud vincula las neurosis al Edipo y a la Castración, Lacan considerará que entonces la neurosis tiene una relación particular con el saber y con la pérdida.
Con el Mito edípico ya nos enfrentamos a una encrucijada: Edipo es quien se atrve a saber, a develar el enigma de la Esfinge. Claro que esto tiene sus consecuencias…Edipo deberá pagar esta osadía con su cuerpo, con la pérdida de sus mismos ojos que desde la tierra, lo miran.
Para Lacan, que la neurosis sea una respuesta, no impide que la considere a la vez como una pregunta, esa pregunta que no es cualquiera, sino en la que los síntomas constituyen sus elementos. Los síntomas son a veces respuestas a una pregunta de la que el sujeto no quiere saber nada.
A esta altura podemos preguntarnos qué es lo que recubre el no saber en la neurosis. Si queremos empezar a respondernos este interrogante, tenemos que seguir a Lacan en su concepto de sujeto, en tanto «no sabido». Esto es, el sujeto del inconsciente que se instaura a partir de la subversión que inaugura el descubrimiento de Freud.
Lo que permitirá ubicar a Lacan en este camino serán las coordenadas del Edipo y la Castración, llevándolo a ubicar el lugar del sujeto en su dependencia del Otro.
Podemos decir que el Edipo se ordena en tanto tres modos de falta, y esto es lo que Lacan sitúa en el Seminario 4, Las relaciones de objeto: Privación- Frustración-Castración.
La privación es considerada en este contexto como algo fundante, al tratarse de un agujero en lo real que supone un objeto simbólico: el Falo. El paradigma de la privación es la falta de pene en la mujer, la falta simbólica, que nos lleva a la noción del Otro castrado, d ella falta del Otro materno. Es decir, allí donde no hay nada sois,bólido que escriba el sexo femenino. Es ahí donde toma relevancia el falo simbólico.
La privación decimos que es fundante respecto del registro de la Frustración, que es el daño imaginario que se produce a raíz de la falta de un objeto real.
Podemos decir que la privación es lo que habilita al sujeto su entrada en el campo de lo simbólico.
Pero este es un plano diferente a la deuda simbólica (Castración) a la vez que constituye el soporte de estructura sobre el que descansa la frustración.
Seguiremos con la Castración en el siguiente post.
FUENTE: EXTENSIÓN 5. CÁTEDRA DE PSICOPATOLOGÍA. ED. DE LA CAMPANA. LA PLATA, ARGENTINA.