Ombligo del sueño
El artículo de Freud, de 1912 sobre el inconsciente nos introduce tres usos posibles de este concepto, a saber, el aspecto descriptivo, el aspecto dinámico y el aspecto sistemático.
El primero, el aspecto descriptivo hace referencia a que contenidos representacionales que permanecen por fuera de la conciencia, pueden ser luego recuperados. Es decir, lo inconsciente es lo que queda por fuera de la conciencia. Esto marca una dirección de la cura inicialmente en el tratamiento que inventó Freud a partir de sus teorizaciones, el cual consistía en hacer consciente lo inconsciente.
El segundo aspecto, el dinámico, tiene que ver con el modelo de la hipnosis. Como les he dicho en posts anteriores, la hipnosis fue un antecedente del psicoanálisis. Freud tomó esta práctica de sus maestros. Por lo que en los trabajos freudianos anteriores al 1900 encontramos en los historiales clínicos de pacientes histéricas, que esos síntomas podían ser reproducidos sometiendo a las pacientes a estados hipnóticos. Y luego, que esto mismos síntomas podían ser reproducidos mediante la sugestión pos hipnótica.
Luego, en su «Interpretación de los sueños», Freud le dará más importancia al texto del sueño que al sueño en sí; es decir, tomará nota de lo que el paciente cuenta del sueño. La dinámica del inconsciente implica entonces que tanto el sueño tanto como los síntomas (manifestaciones del inconsciente) son contenidos cifrados que llaman a un desciframiento.
Freud, si bien no tenía una referencia teórica lingüística (a diferencia de Lacan) él ya consideraba, a diferencia de la medicina, que esos síntomas tenían un sentido; y que ese sentido era sexual. Descubrimiento freudiano por excelencia.
Freud, sin embargo, encuentra también que el desciframiento tiene un límite, que se llega en el sueño a su «ombligo» y no se puede ir más allá en las asociaciones.
Es así que la teoría freudiana hace un camino que va de hacer consciente lo inconsciente, pasa por las resistencias en la transferencia; y de ahí a lo «mudo» que halla en la «compulsión a la repetición», a partr de lo cual conceptualiza la pulsión de muerte.
Con Lacan decimos que la estructura de lenguaje del inconsciente encuentra su límite, su tope, un real.
En lo que conocemos como la última enseñanza de Lacan, el inconsciente es un semblante, en tanto «saber hacer» con lalengua (que no es solamente representación, sino también su modo de gozar)
En lalengua (los invito a leer mi post sobre este tema) no está escrita la relación sexual, no hay nada que diga sobre la diferencia entre un hombre y una mujer. Esto se ordena por identificaciones al falo: lo soy o lo tengo.
En los animales, por el contrario, todo está escrito y programado. En cambio, para el ser hablante, el parlêtre, la relación con el Otro sexo no es necesaria, sino contingente. Es así que hablamos de encuentros.
Para concluir, diremos entonces que lo real del inconsciente tiene que ver con que «no hay relación sexual» escrita, no hay complementariedad, sino contingencia en el encuentro.
«Lo que no cesa de no escribirse» es la relación sexual, sobre lo que el síntoma neurótico «no cesa de escribir».
FUENTE: SCILICET. Semblantes y sinthome. AMP, 2010