Bebés de Probeta
Hoy por hoy se descarta, tener un bebé a la carta.
Según la opinión del Dr.Arne Sunde, director de la Clínica de Fertilidad de la Universidad de Trondheim, de Noruega, no es posible seleccionar en un laboratorio los genes con las características físicas, psíquicas o intelectuales que los padres desearían que tengan sus hijos, fecundados en una probeta.
Este especialista formó parte del equipo que hizo posible el primer bebé de probeta de Noruega y también el primero nacido con el procedimiento de criopreservación de embriones.
Afirma que no se puede programar a un embrión para que nazca un niño más inteligente, que tenga más belleza física o destrezas especiales para destacarse, por ejemplo como músico o como deportista.
En primer lugar, la limitación más obvia es que los genes que se pueden elegir son los que tienen sus progenitores, por otro lado la división cromosómica se produce en gran parte por azar, de modo que se deberían analizar una enorme cantidad de embriones, razón que hace impracticable esta posibilidad.
Por lo tanto, el hombre deberá continuar basándose en las posibilidades que tiene el niño por herencia, por ejemplo, si ambos padres tienen habilidades específicas para la música, el hijo de esta pareja puede tener alguna posibilidad de tener la misma capacidad.
El Dr.Sunde agrega que lo que sí se puede hacer es ayudar a las parejas de alto riesgo a evitar concebir un niño enfermo por tener antecedentes genéticos de enfermedades específicas, realizando un diagnóstico precoz genético antes de la fertilización in vitro.
Pero seleccionar distintos genes para que un bebé tenga una variedad de atributos deseados es imposible y además no ético, ya que habría que experimentar con gran cantidad de seres humanos en un laboratorio.
Para este científico, crear falsas esperanzas no es recomendable, ya que insiste en que no se pueden diseñar bebés, aunque algunos se apresuren a sacar conclusiones no científicas.
Los avances de la ciencia en el campo de la genética generan hipótesis atrevidas pero no ciertas en un campo donde los intereses económicos son muy competitivos, y donde como ocurre en otras áreas podrían estar dispuestos a hacer conjeturas espectaculares que son infundadas, creando falsas expectativas.
Vivimos en un mundo donde reina la diversidad natural y la aspiración de toda pareja que desea concebir un hijo, es que sea sano. Eso hoy en día es posible ya que se puede liberar a un niño de la condena de sufrir una enfermedad hereditaria.
Todo lo demás es utópico e impracticable, porque lo más importante es que los hijos sean felices; y la felicidad no depende particularmente de un atributo físico o intelectual sino principalmente de la calidad de las relaciones con sus padres, su afecto incondicional, su protección y la atención que le brinden a lo largo de su vida.
La belleza física no garantiza el éxito en la vida, tal vez en algunas áreas facilite las cosas, pero en otras puede significar ser tratado como un objeto.
Una habilidad extraordinaria para la música o la danza puede también representar una esclavitud y la obligación de mantener una disciplina férrea que no todos están dispuestos a cumplir.
Habría que preguntar a una pareja para qué desea tener un hijo. Porque si es para que cumplan con todas sus aspiraciones, es un grave error.
Los hijos son seres humanos únicos, nacidos para ser amados y respetados como personas diferentes; los padres no son sus dueños, nunca lo han sido ni lo serán jamás.