Adopción
Hoy me gustaría toma un texto de Silvia Szwarc para hablar de la adopción desde el pscioanálisis.
Me pareció un texto interesante por las tesis que plantea, a partir de un texto de Goethe que Freud usa frecuentemente en su obra.
Este verso de Goethe permite situar una problemática muy interesante: qué es lo que se hereda y qué es eso de lo que uno se apropia.
Entre estas dos cosas, nos muestra este verso, no existe continuidad, sino un hiato; se tiene que dar un salto para tener la posibilidad de apropiarse de eso.
Es así que la autora plantea tres tesis, respecto del tema de la adopción.
1) La herencia no se reduce a lo biológico. Sino que tiene que ver con el acto de apropiarse, lo que depende de una aceptación y de un reconocimiento. Freud aborda esta frase en distintos momentos de su obra para dar cuenta de la relación estrecha entre el psicoanálisis como tratamiento, y la adquisición del legado inconsciente (en tanto los efectos de la palabra en un sujeto) Es decir, entre los efectos de la palabra en un sujeto particular, y su apropiación, no hay una continuidad, sino discontinuidad, que precisa del síntoma para que algo de lo opaco haga un poco de ruido como para armarse una pregunta.
2) Para «hacerse un cuerpo» se necesita tiempo. Existen 9 meses para que se anude esa relación entre una madre y un hijo. Si decimos cuerpo, en psicoanálisis no queremos decir organismo; sino que con «cuerpo» nos referimos al acontecimiento que implica el embarazo en el sujeto: un acontecimiento en el cuerpo. La barriga va creciendo, y eso hace que sea visible el embarazo, la gestación de un niño dentro de un vientre. Sin duas este acontecimeinto hace de la maternidad algo único, particular.
Pero eso no implica que sea todo armonía, y de ello dan cuenta las diversas «enfermedades» que suceden luego de parir. Parir implica separarse, dividirse, algo que puede producir una extrañeza tal que lleve hasta el rechazo del niño parido.
Es aquí donde la autora se pregunta si entonces esa mujer será capaz de «adoptar» ese niño, si podrá apropiarse de él, hacerlo suyo. Si podrá darle amor, cariño, ternura que permita a ese trozo de carne transformarse en un niño que juegue, que hable, que crezca…
Hay una diferencia abismal con respecto, por ejemplo, a la transformación del gusano en mariposa: en eso hay una cuestión genética, ya que en tal mutación está inscripta genéticamente esa información en el gusano.
En el ser humano, esa transformación -de un trozo de carne que se desprende del cuerpo materno a un niño que habla y juega- no es biológica; sino que implica un proceso bastante más complejo, en el cual las marcas, las palabras, las inscripciones diversas y particulares que porta la madre (aunque ella no sepa nada de esto, no se entere) se van activando en esa relación con el niño.
Es ese tejido que se va haciendo entre el niño (no ya la barriga) y la madre (ya vemos que en este sentido no importa si es una madre biológica o adoptiva) es un lazo, un vínculo indefectible de «adopción».
3) Todos los niños necesitan ser adoptados al nacer, para que ese vínculo entre ellos y sus madres pueda tejerse entre los dos. Esto, sin dudas, lleva tiempo, el tejido de una historia, la inscripción de una novela con sus personajes.
FUENTE: SZWARC, S. «Los husos de la subjetividad»