Autoestima en niños
En un niño, es de importancia crucial descubrir su potencial y ayudar con mesura a formar su estructura.
Cada niño es único e irrepetible y está preprogramado para aprender con facilidad ciertas habilidades específicas más que otras, que seguramente resultarán más de su agrado.
Es muy importante que la familia incentive las capacidades innatas de los niños y los aliente a practicarlas desde la más tierna infancia. Esta condición les permitirá tener más confianza y sentirse más seguros en un mundo competitivo y de gran diversidad donde no se podrán insertar adecuadamente si no se conocen bien a si mismos.
Los prejuicios pueden influenciar a un niño a desarrollarse según las expectativas e intereses de los padres, y este factor es la condición necesaria para generar frustración y disminuir la autoestima al no poder obtener esos logros.
Nadie se puede destacar imitando a otro y sólo se puede lograr el equilibrio y la realización personal actuando con creatividad y atendiendo a las propias aptitudes y preferencias, porque ser capaz de realizar bien una tarea aumenta tanto la confianza como la autoestima.
La autoestima de un niño comienza con el embarazo de su madre, si es un hijo deseado o no deseado, porque el rechazo materno se intuye antes de nacer.
La aceptación del nacimiento de un niño, de su sexo, y de todas sus características y condiciones personales es un elemento muy importante para la futura autoestima.
Los defectos físicos, las enfermedades, las discapacidades afectan la autoestima pero puede revertirse esta situación si es vivida con naturalidad, aceptando las carencias y dando relevancia a otros atributos que pueden compensar el desarrollo, muchas veces con creces.
La baja autoestima es la característica de personas de carácter lábil, inseguras, pendientes del entorno, que prefieren parecerse a otros para sentirse bien y no tienen el coraje de diferenciarse.
El amor de los padres tiene que ser expresado con palabras para favorecer su autoestima ya que todo niño debe conocer su opinión con respecto a él y recibir su aprobación o desaprobación cuando corresponda.
El reconocimiento de los valores le permite a un niño construir su autoestima como un parámetro para juzgar sus propias actitudes y tener sentido de las prioridades.
El sentido de la prioridad permite a una persona darle importancia justa a cada cosa, no identificarse con los objetos y no dejarse vencer por las pérdidas.
Los discapacitados motrices solamente son capaces de superarse a si mismos y trascender sus propias limitaciones, recién cuando aprenden a aceptarse a si mismo con esas condiciones.
Con respecto al esquema corporal, es mejor para el desarrollo de la autoestima de un niño evitar las comparaciones.
“Tienes las orejas grandes como tu abuelo, eres petiso como tu padre, hablas como tu hermano, te pareces a tu madre, etc.”; frases que tienen una intención de equiparar a un niño con los aspectos que se consideran negativos de su familia.
Es cierto que heredamos rasgos de nuestros familiares pero no es necesario señalarlos despectivamente, ni siquiera en broma, como se hace habitualmente, sin saber el daño que ocasionan.
Un niño es una esponja y absorbe todas las críticas familiares, sin posibilidades de reaccionar adecuadamente, llegando a convencerse de lo que piensan los demás alterando la imagen que tiene de si mismo.
El odio y el desprecio de uno mismo, es la consecuencia de la baja autoestima que se suele proyectar hacia los demás por medio de la violencia.
La baja autoestima es una característica de la personalidad depresiva y es un síntoma de la depresión, enfermedad que puede llevar al suicidio.