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Consecuencias del Divorcio

Publicado por Malena

Además de las consecuencias, queda una huella en la conciencia

Consecuencias del Divorcio

Toda toma de decisión nos compromete para siempre si somos responsables.

La responsabilidad significa hacerse cargo de las propias decisiones, pagar el costo y estar dispuesto a enfrentar las consecuencias.

Las crisis vitales y existenciales nos obligan a tomar decisiones, a veces drásticas, para sobrevivir, cuando el balance de nuestra vida se desequilibra y nos ocasiona únicamente momentos infelices; pero hay que agotar todos los medios menos cruentos y atreverse a cambiar viendo las cosas desde una perspectiva más alta, cuando parece que nos encontramos en un callejón sin salida.

No somos seres aislados, sino miembros de una sociedad, de un grupo, de una familia y nuestras decisiones en la vida no terminan en nosotros sino que repercuten en nuestro entorno.

Antes de pensar en un divorcio es saludable utilizar todos los recursos para evitarlo; porque lo que se deteriora es la relación de dos personas que una vez se amaron y veían como algo remoto la posibilidad de vivir uno sin el otro.

Ambos son responsables de tal deterioro porque participaron activamente en la formación de un vínculo enfermo.

Una terapia de pareja puede poner en evidencia las fallas en la relación que muchas veces pueden revertirse y mejorar el vínculo que puede resultar fortalecido.

Los seres humanos en general somos contradictorios y difíciles de entender, nos cansa la rutina pero nos aferramos a nuestros hábitos, amamos pero también odiamos, queremos soledad pero en compañía, deseamos arriesgarnos pero con garantías, anhelamos la libertad pero creamos vínculos simbióticos.

Es difícil aprender a caminar solo en la vida sin muletas ocasionales y sin echarle la culpa a los demás de nuestras propias limitaciones y errores.

Para algunas mujeres una pareja es una especie de salvavidas que reemplaza a las figuras paternas. Necesitan a alguien que las acompañe, que las cuide, que se preocupen por ellas, y también, por qué no, que las mantenga.

Una vez casadas, la actitud de dedicarse a la familia y olvidarse de si mismas, genera comportamientos neuróticos por falta de crecimiento personal que pueden terminar en un divorcio.

Para algunos hombres una pareja puede ser una sustituta materna, atenta, solícita, trabajadora y eficiente pero además es alguien que debe estar dispuesta a esperarlos sonriente y complaciente.

En cambio, se encuentra con alguien que acumula cada día mayor resentimiento y que trata por todos los medios de descargarse haciéndole la vida imposible.

Muchos no pueden desprenderse nunca de estos patrones y van cambiando de parejas con la ilusión de encontrar sus ideales, además de todo lo que perdieron cuando abandonaron la casa paterna.

Estamos viviendo un largo proceso de transición con el cambio de las expectativas de los roles de pareja; y el miedo al cambio y a la pérdida de los privilegios ha provocado el rechazo masculino a la formalización de un compromiso; y en las mujeres, el repudio a los roles perimidos que las desalienta a formar una familia.

Gran parte de las parejas divorciadas han sufrido las dificultades de adaptación a este proceso y les cuesta concebir una nueva expectativa de rol de pareja, acorde con la época y con las necesidades de la vida moderna.

Un divorcio sin hijos es menos cruento pero también resulta doloroso para ambos cónyuges, porque lo pueden vivir como un abandono y quedar pegados a una desagradable experiencia que condicionará sus futuras relaciones.

Cuando hay hijos las consecuencias suelen ser devastadoras, porque los hijos en general quedan como mutilados de uno de los dos progenitores, culpando al que se fue y también al que se quedó y muchas veces perdiendo una de las figuras significativas para su necesaria identificación sexual.

No es verdad que los niños en las escuelas sean todos hijos de padres separados, porque aunque así fuera, igualmente el daño es vivido por ellos de la misma manera, como una condición para su crecimiento y desarrollo

Los niños necesitan a un padre y a una madre que se amen y respeten para crecer sanos y felices y la felicidad de los hijos es la máxima aspiración de los padres, que no implica absolutamente la renuncia a su propia evolución y progreso.