El fenómeno «fan»
Sólo tienes que fijarte en la primera fila de un concierto de un cantantes de moda y enseguida localizarás a las personas conocidas como fans. Normalmente, asociamos el fenómeno fan con adolescentes pero la edad no es un factor determinante. Cualquier adulto puede sentir admiración hacia un actor o cantante, una personalidad religiosa o de la política,etc.
En la actualidad, internet es una herramienta primordial unida con este fenómeno ya que puedes relacionarte con con tus ídolos a través de redes sociales: saber qué hacen y con quién están en cada momento. Así se alimenta la fantasía ya que se interactúa con ellos aunque sea virtualmente.
Además, el fenómeno fan también ha evolucionado con el tiempo. Antes, los fans solían seguir a sus ídolos a través de revistas y programas de televisión, pero hoy en día, gracias a las redes sociales, los fans tienen acceso a la vida de sus ídolos casi en tiempo real. Esto ha llevado a un aumento en el número de fans y a un cambio en la forma en que interactúan con sus ídolos.
Ser fan en sí mismo no presenta ningún peligro ni es un trastorno. Si bien, cuando admirar a alguien se lleva hasta el extremo, aparecen conductas relacionadas con la obsesión llegando incluso a interferir en la vida diaria de un modo importante. Entonces habrá que intervenir para volver a normalizar la situación.
Cuando un adolescente se convierte en fan de alguien, indudablemente, éste se convierte en un referente para él, por lo tanto ejercerá una gran influencia sobre aquel. Es frecuente centrar toda la atención en los aspectos positivos del ídolo y, por el contrario, ignorar los negativos. Además, perciben al sujeto admirado como extraordinario y excepcional, por eso, cuando alguien critica automáticamente el fan lo defenderá ciegamente, sintiéndose atacado y agredido.
Si detectamos que el nivel de implicación deja de ser saludable, será necesario tomar medidas para desconectar al fan del ídolo planteando actividades o tareas que no tengan ningún nexo ni relación con la persona cuidada. Además entrenar en relajación y aprender a respirar correctamente, ayudará a disminuir el nivel de ansiedad que le producirá la separación en un primer término. También habrá que promover un trabajo cognitivo para que el fan aprenda a manejar la información de una forma racional y ayudarle a encontrar el modo de controlar sus impulsos al tiempo que asimila que nadie es perfecto y que es necesario ser objetivo también con quien nos parece un modelo a imitar.
Es importante destacar que el fenómeno fan no es exclusivo de la música o el cine. También se puede ser fan de un deportista, un escritor, un científico, etc. En estos casos, el fanatismo puede ser positivo ya que puede motivar a la persona a seguir los pasos de su ídolo, a aprender más sobre su campo de interés y a esforzarse por alcanzar sus propios objetivos.
Conforme vamos creciendo el fenómeno fan se va disipando ya que el proceso de maduración nos proporciona la base sobre la cual se asentan la responsabilidad de no descuidar nuestras obligaciones y de emplear las habilidades necesarias que nos permitan disfrutar de la admiración hacia otros pero sin caer en lo enfermizo o patológico. De igual modo, Es importante cuidar la autoestima del adolescente mostrándole el camino para que desarrolle sus capacidades y no se bloquee al menor obstáculo. Tendremos que enseñarle también que hay personas que no son famosas pero que son dignas de admirar por sus actos o actitudes, y que deben ser generosos a la hora de reconocerlo.
Finalmente, es importante recordar que cada persona es un individuo único con sus propios gustos e intereses. Por lo tanto, es normal y saludable tener ídolos y admirar a otras personas. Sin embargo, es crucial mantener un equilibrio y no permitir que este fanatismo interfiera con nuestras propias vidas y responsabilidades.
En resumen, no todos los ídolos son idóneos para ser referentes de jóvenes y niños. En caso de que un joven se sienta deslumbrado por algún cantante o actor de moda sobre el que proyecta todos sus deseos y anhelos, es tarea del adulto valorar si se trata de un ejemplo a seguir o a evitar, y actuar en consecuencia.