El Tatuaje
La moda del tatuaje parece haber renacido para quedarse, porque cada día son más los adeptos a esta forma de realzar la identidad por medio de estos dibujos perennes en su piel.
Este antiguo arte que consiste en insertar tinta bajo la piel que dejan marcas indelebles, en algunas pandillas violentas narran verdaderas historias.
Sin embargo, en otras épocas lucir un tatuaje era un privilegio de las más altas jerarquías guerreras.
Los tatuajes también fueron utilizados en rituales, con fines terapéuticos y como símbolo de poder y protección.
Esta práctica no fue siempre permitida y hasta algunas veces fue duramente castigada.
En la antigua Roma y en Japón se acostumbraba hacer un tatuaje a los presos que de esta forma quedaban de por vida señalados como criminales, sin posibilidades de insertarse nuevamente en la sociedad.
Japón se puede considerar el lugar de origen de esta tradición que se practica desde hace más de seis mil años.
La mujer tallaba su boca con una sonrisa desde su pubertad y era una obligación continuar ampliando esos tatuajes hasta su casamiento.
Contrariamente a lo que se supone, los tatuajes hoy en día se pueden eliminar totalmente sin dejar rastros y sin dolor, con técnica láser.
Por lo general, la gente prefiere tallar su cuerpo con pequeños dibujos, adquiriendo de este modo una particular singularidad, en una época como la actual, en que el anonimato que se vive en los grandes conglomerados urbanos atenta contra la identidad de las personas produciéndole sentimientos de alienación.
En Japón, sin embargo, todavía se practican tatuajes de cuerpo entero, generalmente copiados de los que ostentan sus ídolos del momento.
En Samoa, en el siglo XVIII, los nativos se tatuaban complejos dibujos desde las rodillas hasta la cintura que se asemejaban a calzas tejidas con complicados arabescos.
En esa región, el tatuaje tenía y aún tiene un arraigado sentido social que implica un sólido compromiso con la comunidad.
En sus orígenes el tatuaje estaba reservado a los líderes de las tribus y demandaba años completarlo.
Los maoríes de Nueva Zelanda mostraban un tatuaje facial que actualmente ha vuelto a cobrar vigencia. Esta marca tiene el significado de una estirpe entera, indica su trayectoria e identifica a su portador.
En América también se practicó el tatuaje antes de la conquista europea; y en la Amazonia, algunas tribus aún mantienen esta tradición.
En el siglo XIX, en Inglaterra, el tatuaje cobró gran interés y hasta la madre de Winston Churchill se hizo tatuar una pulsera con forma de serpiente.
Actualmente, el tatuaje es un arte que goza de prestigio popular y aún está asociado a antiguas creencias inconscientes referidas a supuestos poderes simbólicos.
En todo caso refleja la necesidad permanente del hombre de diferenciarse de los demás y distinguirse de este modo de sus congéneres como ser único y distinto.
Algunos los utilizan para ocultar cicatrices o marcas en la piel que los acomplejan, con un motivo colorido y de buen gusto que transforma un defecto en un factor de atracción o admiración.