Las relaciones entre el hombre y la mujer
“La relación sexual no existe” –dice categóricamente Lacan.
Para abordar esta cuestión podemos remitirnos al lazo social, a las relaciones qué sí existen. El “lazo social” se puede abordar desde lo que conocemos como Estructura o bien, como Discurso. Si lo tomamos desde esta última arista, decimos que el lazo social es una manera de vincularse con el Otro. Una manera de enlazarse.
Una de las versiones de estos lazos es la que se da entre los sexos; entre el hombre y la mujer.
El discurso puede ser tomado como una maquinaria que permite conectar lugares por definición separados; elementos autónomos que se conjugan con procesos funcionales y con una orientación, una finalidad, un horizonte.
Pero es imprescindible tener en cuenta que para Lacan -quien acuña el término Discurso en su Seminario 17 “El reverso del psicoanálisis”- eso que pretende la noción de discurso, esa maquinaria, es una ficción. Es lo que en definitiva hace posible (imaginaria y simbólicamente) el lazo entre un hombre y una mujer. Ahora bien, este lazo entre estos dos elementos autónomos se diferencia de las concepciones biologicistas, teológicas o culturales. En el campo psicoanalítico, este lazo hombre-mujer está situado en relación a una lógica, con una lógica fantasmática. Es decir, que el hombre y la mujer se enlazan por su fantasma, entendido como esa modalidad singular de la satisfacción pulsional de cada uno. Eso es lo que está en juego en el lazo entre el hombre y la mujer. Es el fantasma (y el goce que encierra) lo que sostiene ese lazo, ese vínculo. Y es tan singular que lleva muchas veces a que algunos se pregunten “¿cómo puede estar ese con ella? O ¿cómo puede ser que ella no pueda dejarlo a ese hombre?”. En fin, estas preguntas son inútiles en lo que respecta a que cada uno, en definitiva, en la pareja, goza con su fantasma…
Porque hombre y mujer no pueden reducirse a los datos que nos proporciona la genética, con ciclos hormonales o destinos establecidos por la religión o por la cultura. Sino que para el psicoanálisis, estos elementos, hombre y mujer, son ante todos elementos de lenguaje, elementos significantes, que dependen sobre todo del registro de lo simbólico. Esto es, que es uno quien se dice hombre o se dice mujer. Y eso se dice de un modo u otro según sea la relación de cada uno con el Falo. En tanto se lo tiene o en tanto se lo es.
¿Cómo es que se inscribe el sexo en el inconsciente? Con Freud y Lacan decimos que en el inconsciente sólo se escribe un solo sexo, el que está provisto de falo; es decir, teniéndolo.
En tanto tal, una mujer no está representada en el inconsciente -por eso dice Lacan eso tan controvertido: que La Mujer, ese significante, no existe en el inconsciente Y por ende, la relación entre los sexos es imposible de escribir; no existe en ese sentido, no está programada ni escrita de antemano.
Hay que decir entonces que del lado de la mujer, si ella no lo tiene, ¿cómo incide en ella el Falo? Por el semblante, por lo que Lacan llamó previamente la “mascarada femenina”, más del lado del ser que del tener; disfrazarse de falo. ¿Por qué creen que es una queja conocida esto de que antes de salir a una fiesta, por ejemplo, ella tarda horas y horas produciendo su mascarada? A él, con un par de zapatos, un jean y una camisa le basta (porque ya lo tiene); pero ella no. Ella tiene, por así decir, que disfrazarse de falo. Porque esa mascarada femenina es el señuelo que le permite participar del lazo social con el hombre.
El lazo entre el hombre y la mujer existe porque lo que no existe es La relación sexual, la proporción sexual. Es el fantasma el que media en ese lazo, el modo de gozar de cada uno (desde ahí se puede formar pareja). Y es en las consultas donde esto se verifica. La riqueza interminable de las soluciones sintomáticas de cada cual; esas particulares soluciones que no son más que invenciones que los sujetos tienen frente a la imposibilidad de La relación sexual.
Fuente: Scilicet. Semblantes y Sinthome. VII Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanláisis. París-2010. Grama Ediciones. Buenos Aires, Argentina, 2009.