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La mujer como No-toda

Publicado por Betina Ganim

la felicidad

Respecto de las fórmulas de la sexuación que Lacan desarrolla en el seminario 20, Aun, hoy me gustaría hacer una referencia.

Lacan toma primero el lado del hombre, es decir, eso que escribe Fi de x. Ponerse en ese lugar lo puede hacer una mujer también, si quiere…La mujer fálica. Es decir, que por un lado tenemos estas «mujeres fálicas» de las que hablamos en psicoanálisis, y además que la función fálica (Fi) no impide la homosexualidad masculina. Le es útil para ubicarse como hombre y «encarar» a una mujer, abordarla.

Lacan no se va a detener en este lado de las fórmulas, en el del hombre, sino que hablará de la mujer.

Del lado de la mujer, tenemos la cuestión del no-todo. No todo pasa por la función fálica. La negación del universal lógico. No-todo. Es esto, nos dice Lacan, lo que define a la mujer: como no toda. La mujer se escribe L/a («La» tachada). No existe La mujer, no la hay; y no La hay porque ella no toda es.

Existe en la mujer un goce suplementario, adicional al goce fálico. Y Lacan dice y resalta «suplementario», queriendo dar cuenta con ello de que de lo que se trata es del noto (si hubiera dicho «complementario» ahí es el retorno al Todo)

Ninguna mujer aguanta ser «no-toda», dice Lacan. Tenemos ese término de «la doña» o «la patrona» que designa a las mujeres de los hombres de campo, y eso indica que acá el pisoteado es él…su falo, o su hombre -da igual- ella maneja distintas herramientas para abordarlo, y es ahí donde está el tema. Que esté no-toda en la función fálica no implica que no lo esté del todo. Y no solo eso, hay algo «de más» (suplementario), un goce en el cuerpo, un goce más allá del falo.

Se trata de un goce de ellas, de esa Ella que no existe y que no significa nada, un goce del que tal vez nada sabe; lo siente, eso sí, es eso lo que sabe, y solo lo sabe cuando sucede.

Comienza dando el ejemplo de lo que se llama «frigidez» femenina; casi dice -leo yo- que es un invento que ha hecho estragos en las relaciones entre hombres y mujeres, que si el goce vaginal, o el goce clitorideano, que el punto G, que el punto V, etc. etc… Como las mujeres no dicen mucho de esto, es por eso que se hace necesario llamarlo de una manera…por ejemplo: goce vaginal…Pero, dice Lacan, si la mujer siente ese goce aun sin saber de qué se trata, se pondría en cuestión la afamada frigidez.

Luego, en esta clase del Seminario 20 Lacan se detiene en los místicos. El goce de los místicos tiene que ver con eso que se siente pero de lo que nada se sabe, y se pregunta si no es ese goce el que nos orienta a la cuestión de lo que él plantea como la «ex-sistencia».

FUENTE: LACAN, JACQUES. EL SEMINARIO DE JACQUES LAAN. LIBRO 20, AUN. ED. PAIDOS