¿Qué es una mujer?
Una pregunta que nos puede servir de guía para recorrer toda la enseñanza de Lacan.
Una pregunta que atraviesa los distintos momentos teóricos de su enseñanza, y que a la vez parte del legado freudiano, de su pregunta sobre «¿qué quiere una mujer?».
Esta pregunta es la pregunta histérica por excelencia, una pregunta que puesta en forma, puede demandar el recorrido de todo un análisis.
Ya en el Seminario 3 (1955-56) Lacan le dedicó a la histeria todo un apartado en un seminario que era sobre las psicosis. En estas clase, la pregunta sobre qué es una mujer estaba articulada a la dialéctica del ser y la falta en ser, algo que primaba en lo que conocemos como la primera enseñanza de Lacan. -a la que me referiré hoy.
Es recién en el Seminario 20 «Aún», que da una respuesta a partir de las fórmulas de la sexuación, y orientado -como sabemos se orienta su última enseñanza- en la cuestión del goce y lo real.
Podemos decir entonces que la sexuación femenina se puese responder teniendo en cuenta la relación del sujeto al goce; pero también respecto del significante.
En relación a esta última articulación que responde a un primer Lacan, con su teoría del significante atravesando su enseñanza, Lacan desglosa esa pregunta histérica para diferenciarla del mecanismo de la pssicosis. Allí, nos dice Lacan, en la psicosis tenemos un no querer saber nada de la represión, como posición efecto de la forclusión del Significante Nombre del Padre. Y diferencia el no querer saber de la histeria a partir de formulaciones que aunque se asemajan, son diferentes: ¿qué es una mujer? y ¿qué es ser una mujer?.
En relación a esta diferencia, tengo que remitirlos en principio a la disimetría que existe ente los sexo en relación al falo, el único elemento simbólico en torno al cual giran los sexos. Así, la mujer accede al Edipo: identificándose imaginariamente al padre, siendo el «varoncito». En el varón ocurre lo mismo, por la forma imaginaria del falo, pero a la vez, ésta es tomada como lo simbólico central en el Edipo.
Otro punto de vista es el que tiene que ver con un defecto en lo simbólico, en tanto no hay manera de nombrar el sexo femenino, si no es por el no-tener (pene, falo imaginario), falta que provoca la pregunta misma.
Así, la pregunta histérica se centra alrededor de un significante que falta, y por ende enigmático. Ese enigma es la pregunta ¿qué es una mujer?
Si hay una asimilación entre la histeria y la psicosis es en el punto de que hay una fractura en lo semántico, en la significación.
Luego, las elaboraciones teóricas de Lacan nos llevarán a diferenciar entre estas estructuras (neurosis histérica y psicosis) a partir de que se haya inscripto o no en lo simbólico el Significante Nombre del Padre, y el efecto de significación fálica producto de tal inscripción.
Para Lacan, a esta altura de su enseñanza, el significado proviene del Otro, en tanto tesoro de los significantes, que vuelve a anudar, de modo retroactivo, significante y significado, siendo este anudamiento en el que podemos situar la problemática de la pregunta histérica.
FUENTE: KALFUS, P. «Las reglas del juego del amor»