De una mujer a La Mujer
En el Seminario 17 de Jacques Lacan, «El reverso del psicoanálisis», tenemos una preciosa referencia respecto de la profunda relación entre deseo e histeria. En la clase intitulada «Del mito a la estructura», en relación a la histeria y el discurso histérico, Jacques Lacan sostiene que la relación de la histérica con Freud da cuenta justamente del punto en el que Freud queda «articulado», en el punto en el que se pregunta «¿qué quiere una mujer?. No es lo mismo que preguntarse qué quiere «La» mujer, que preguntarse qué quiere «una » mujer…en ese punto es donde Freud queda «enganchado» podemos decir.
Tenemos, ante esta pregunta, las respuestas que nos aporta la cultura. Es decir, la cultura responde al qué quiere La mujer, algo a lo que las mujeres no se acomodan para nada…Más bien, se desacomodan, se desarreglan…y se van acomodando a algunas de esas versiones culturales que imponen lo que es o lo que debería ser una mujer…
Lacan cita de modo gracioso en este punto, lo que sería La mujer, en sus diferentes versiones, que en definitiva sirve para todas las mujeres: cocina-cama-crianza. Y dentro de estas categorías, juega con varias palabras en alemán, etc…Lo importante a destacar es que las mujeres se acomodan y se incomodan dentro de estas variantes.
Pero si vamos a la articulación que hace Freud de esto, tenemos ya un paso, la pregunta de ¿qué quiere una mujer? Y articular esta pregunta de ese modo nos lleva a la cuestión del deseo, y, agrega Lacan, todos sabemos que cuando llevamos la cuestión del deseo para la mujer, nos vamos para el lado de la histérica. Es la pregunta histérica por excelencia.
Entonces podemos decir que hay una equivalencia entre deseo e histeria. Y en este punto tenemos toda la cuestión de la sustracción a la articulación con el Uno; es decir, se trata de una cuestión de goce.
Aquí Lacan responde, siguiendo a Freud en tanto acepta esa pregunta que quedó articulada en la obra freudiana. Si hablamos del deseo, solo habrá respuesta a esa pregunta interrogando a la histérica. Se trata del deseo de un Amo, Amo-maestro…es decir, un Amo que produce saber y que lo transmite. Se trata del Amo, del S1 en el lugar del Otro que encontramos en la producción del discurso histérico:
$ S1
a S2
En el Seminario 17 y en esta clase que cité al principio, encontramos cuestiones muy importantes para tener en cuenta cuando hablamos sobre el goce en la histeria. Es como si «goce en la histeria» fuera casi una contradicción lógica…¿Goza la histérica? ¿No es que está siempre insatisfecha? Si goza, ¿de qué goza?
Porque hasta ahí, Lacan, siguiendo a Freud, había más bien abordado la histeria en términos de deseo, de deseo insatisfecho. Por lo que en principio esto se expone a la cuestión del «goce». No al goce de ella, sino al goce del síntoma histérico…
Esto es un tema abierto que hay que indagar, cada vez y en cada caso. Seguiré con este tema en el próximo post.
FUENTE: Indart, J.C y otros. «Histeria, triángulo, discurso, nudo».Ed. Vigencia