¡Por fin nos vamos a vivir juntos!
Surge el enamoramiento, la primera cena, unas vacaciones idílicas, quedar a diario, conocer a las familias y, así, casi sin darte cuenta, resulta que tienes pareja. De repente, ha llegado el momento de subir de nivel la relación, y las parejas, tras un tiempo más o menos largo de continuidad, deciden compartir techo. Lo que algunas no saben aún es que se enfrentan a la temible hechicera: la convivencia.
La ilusión por compartir una vida y un espacio nos impide abordar los aspectos más importantes desde el inicio, en aras de evitar que nuestra relación desemboque en un fracaso amoroso y de que nuestro proyecto de vida en común se fracture en mil pedazos imposible de reconstruir.
Si nuestras expectativas idílicas no se van confirmando o, aún peor, se ven lastimadas hacia un sentido radicalmente opuesto, nuestro malestar podría alcanzar grados supremos. Por eso, os recomendamos dedicar una sesión a establecer los acuerdos pertinentes relativos a los temas cruciales de cohabitar, a saber:
- Tiempo
Nos ahorraremos muchos disgustos si planteamos abiertamente nuestra postura acerca de la distribución del tiempo. Hay personas a las que no les resulta fácil sobrellevar relaciones que exigen estar en compañía de la otra persona el 100% del tiempo y otras para las que es imprescindible estar el mayor tiempo posible con la persona amada.
Partiendo de la premisa de que el tiempo de cada uno es igual de valioso y de que cada uno debe disponer de su tiempo con libertad, intentemos no capturar el tiempo del otro. Buscad siempre consultar y consensuar la gestión del tiempo en pareja. Seguro que halláis una manera de hacer las cosas que satisfaga a ambas partes.
- Dinero
Percibido como un tema peliagudo, suele ser obviado. Gran error. El pudor por tratar temas económicos ha traído muchas decepciones. Por tanto, hablemos claro: ¿el dinero de ambos irá a un fondo común para todos los gastos? O ¿cada uno administra sus ingresos creando una cuenta para los gastos que serán compartidos? Dependiendo de la situación económica de cada miembro, se adaptarán las medidas pertinentes. No existe una fórmula mágica, varía según el tipo de pareja y sus condiciones.
- Espacio
Nos referimos al espacio físico que ambas partes necesitan para sus cosas. Habrá que negociar de antemano su reparto de manera que una parte no invada toda la casa con sus enseres impidiendo a la otra parte disponer del espacio queprecisa para los suyos. El hogar debe ser un lugar donde uno se sienta a gusto, tranquilo y libre de tensiones, en la medida de lo posible.
- Objetivos
Durante ese largo café pre-convivencia, no olvidéis haceros mutuamente partícipes de vuestros propósitos como pareja, de las intenciones que os llevan a empezar un nuevo camino juntos. Es conveniente que os dirijáis hacia el mismo destino aunque escojáis caminos diferentes, ya que cada uno tiene sus particularidades y no es cuestión de anular la esencia del otro.
Lo más probable que las exigencias de la convivencia conlleven algunos reajustes a lo largo del tiempo porque las circunstancias que rodean a la pareja van cambiando constantemente. Los vínculos con las familias, la llegada de los hijos, la salud o la situación laboral, entre otros marcan puntos de inflexión a nivel emocional que habrá que manejar. Así pues, deberemos estar abiertos a modificar los acuerdos en consecuencia.
A medida de que la convivencia se prolonga en el tiempo, ni siquiera la correcta resolución de estas cuestiones es garantía de un “fueron felices y comieron perdices”. En efecto, no basta con el amor y la atracción que se siente mutuamente para alcanzar el éxito amoroso, nuestro afán por conseguirlo será lo que guíe nuestra lucha.