Problemas de Comunicación en la Pareja
Todas son quejas en las terapias de pareja
Cuando dos personas se eligen libremente para convivir, después de haberse conocido durante un tiempo, tienen que saber que el otro, durante la etapa idílica puede no haberse mostrado tal cual es.
Porque todas las parejas tienden a mostrar su máscara social cuando recien se conocen y se han condicionado tanto a utilizar esa imagen, que hasta que ellos mismos creen en ella, olvidándose de quienes realmente son.
Para comenzar una vida juntos, sin lastres que impidan una armoniosa convivencia, es importante mostrarse como uno es y saber qué espera el otro de uno mismo. Por lo tanto, es necesario mantener una fluida comunicación, tener plena confianza uno en el otro y poder hablar de cualquier cosa sin inhibiciones.
No es necesario decirse todo, porque nos quedaríamos vacíos, ya que siempre existe una parte verdaderamente íntima que no se puede traducir en palabras y que debe permanecer en nuestra interioridad, intacta.
Hay que conservar ese misterio insondable de nuestras propias aspiraciones genuinas para ir revelándolo de a poco con los hechos y continuar sorprendiendo toda la vida. Porque los hechos valen mucho más que las palabras.
Una pareja se da cuenta de inmediato cuándo hay una dificultad en la relación. Sin esperar que las cosas se compliquen y pasen a mayores hay que detenerse y mantener una conversación sincera y honesta sobre el problema.
Las peores cosas puedes ser dichas en buenos términos, sin necesidad de escenas violentas ni malos tratos.
No es aconsejable acumular para después explotar y provocar con ese estallido una situación difícil de manejar.
Las ofensas hay que perdonarlas pero nunca hay que olvidarlas, porque pueden resultar útiles a la hora de pasar facturas.
La negociación es la base de la comunicación y es la forma más moderna y eficaz de enfrentar los problemas y resolverlos.
La comunicación no es una línea recta sino un círculo de ida y vuelta. Todo lo que diga el integrante de una pareja generará en el otro una respuesta interna generalmente contaminada con experiencias del pasado, que provocará una reacción encadenada a esos sucesos que nada tienen que ver con el tema en cuestión.
Puede ocurrir que la comunicación no logre su cometido y que se malinterprete su significado, por eso es necesario ser claro y preciso y acompañar con los gestos adecuados lo que se está diciendo; porque muchas veces estos gestos contradicen el mensaje hablado.
Cuando dos personas están en armonía la comunicación fluye naturalmente y más cerca estará de lograr correspondencia.
Esa armonía se logra manteniendo ambos el mismo lenguaje y tono al hablar, aunque no estén de acuerdo. Porque el punto que no hay que perder de vista en toda discusión es el objetivo de la misma, sin obstinarse en querer tener la razón, que no conduce a nada.
Si el otro levanta la voz, lo mejor es responder en el tono más bajo posible, ya que esto permite detener la espiral y provocar en el otro una disminución de su cólera.
Llevarse bien con el otro exige apreciar sus propios valores aunque no se compartan.
Cuanto más nos centramos en nuestros propios pensamientos y convicciones menos conscientes estaremos de los pensamientos y convicciones de los demás.
El secreto de la buena comunicación no es tanto lo que se dice sino cómo se dice, hablando en los mismos términos y expresando las ideas en la misma forma en que el otro piensa de ellas.
Teniendo en cuenta que todas las personas son diferentes y que cada uno ve el mundo de una manera distinta es un verdadero milagro que una pareja logre entenderse. Sin embargo, no es imposible y algunas parejas pueden hacerlo.
Si eso es posible, entonces todos los demás, si quieren, también pueden.