Acude al psicólogo
¿Te suena haber escuchado el comentario: “Yo no necesito ir al psicólogo, no estoy loco.”? Cuánta ignorancia recogida en unas pocas palabras. La Psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano. El comportamiento humano abarca tanto trastornos mentales de diversa naturaleza como aquellas conductas consideradas normales o, por lo menos, adaptativas para (sobre) vivir en el entorno que nos rodea. No trata, pues, sólo los problemas mentales, sino que también recoge los conocimientos de lo que está probado como conveniente para el bienestar del ser humano. Por tanto, el campo de actuación del psicólogo es tan amplio como los niveles de la vida: la educación, el trabajo, la clínica, la comunitaria, la social, del pensamiento, de la salud…
En realidad, desde la Psicología se alienta a todas las personas y organizaciones de toda índole a recurrir a ella en busca de recursos o medidas a las que recurrir ante las dificultades que no encontramos a lo largo de nuestro recorrido vital. Si se facilitara el acceso a estos profesionales de manera natural, se prevendrían numerosos problemas o al menos, se reducirían de intensidad. Todo ello redundaría en un aumento del nivel de satisfacción con la vida cuya consecuencia directa sería la disminución de conductas provocando un gasto menor en recursos médicos y farmacológicos. La clave está en la prevención, en atajar el problema desde su origen, extirpándolo de raíz.
El tan nombrado coaching no es más que psicología aplicada y personalizada. Tal vez, cambiar de nombre y dotar al concepto de modernidad y ponerlo de moda haya promovido esta avalancha de gente “normal” que busca potenciar sus capacidades y controlar, en la medida de lo posible, sus debilidades. Sea como fuere, se ha dado un gran paso en el ámbito de la Psicología al despojarse del estigma de ser un tema tabú.
Paralelamente, debido a los cambios de hábitos (alimenticios, de descanso, de relacionarnos, etc.) que se están produciendo, surgen nuevas enfermedades que deben ser tratadas tanto desde la perspectiva médica como psicológica, asegurando una curación integral del individuo. El psicólogo conoce los secretos más íntimos de sus pacientes, los maneja, y opera con ellos guiando el tratamiento en uno u otro sentido. Por tanto, le corresponde un alto grado de compromiso y una formación adecuada y continua a lo largo de la vida para abordar cada caso con la responsabilidad y la profesionalidad que se espera de ellos. Canalizamos las energías de seres humanos, nuestro mayor tesoro.
Así, cuídese de ponerse en manos de cualquier intruso, asegúrese de que el psicólogo lo es, no porque lo anuncie el cartel en la puerta de la consulta, sino porque está realmente cualificado. En caso contrario, no dude en ponerlo en conocimientos de las autoridades pertinentes. No hay mejor control de calidad que el que afecta a la propia persona.
Pese a las numerosas virtudes de esta ciencia y de sus profesionales, el acceso al asesoramiento psicológico está muy restringido, usualmente condicionado por el factor económico. Desde las autoridades estatales no se establecen políticas que faciliten la entrada de profesionales a servicios donde su labor resultaría productiva con total seguridad: hospitales, juzgados, colegios, empresas, o centros de mayores. Hacemos un llamamiento para fomentar las inversiones para la igualdad de oportunidades en atención psicológica.
Para finalizar, no pretendemos transmitir una imagen de los psicólogos como divinidades que tienen respuesta y solución a todos los males que nos acechan. Somos seres humanos con nuestros defectos, nuestras virtudes, nuestras fortalezas y nuestras debilidades. En ocasiones, también el psicólogo recurre al psicólogo.