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¿Cómo recuperar la motivación?

Publicado por Lic. Maria V.

A veces nos sentimos cansados, desconectados o aburridos. Incluso en aquello que tanto nos gusta hacer. 

Hay muchos motivos por los cuales perdemos en ciertos momentos la motivación. En primer lugar, no se puede estar motivado todo el tiempo. Siempre hay fluctuaciones de ánimo y de energía. Y si esto no ocurriera habría que plantearse qué ocurre con esa persona que no se permite cierta pasividad y relajación.

Por el contrario, la persona que nunca se encuentra motivada y que siempre está en un estado de estancamiento o de baja energía también tendrá que trabajar los motivos de este estado más bien crónico. Lo esperable es que se experimente cierta fluctuación, y poder respetar los distintos momentos y necesidades que se nos presentan.

Sin embargo, y por más que haya períodos en los cuales tendremos que tolerar cierta falta de motivación, sí existen  acciones que nos pueden ayudar a recobrarla, y muchas otras que perpetúan el estado de estancamiento.

Para recuperar la motivación tenemos a veces que permitirnos jugar, y salirnos del lugar del pleno deber. Las actividades cotidianas, quehaceres y ocupaciones a veces nos desconectan de lo que realmente queremos. Si permitimos en ciertos momentos una reconexión con ciertos aspectos infantiles que habiliten el juego, la curiosidad y la exploración, posiblemente comiencen a resurgir ideas y la motivación se despierte.

Las rutinas muy inflexibles, la productividad excesiva, la auto exigencia, el mal clima laboral, entre otros, son enemigos de la motivación. La motivación requiere de un espacio de reconexión con el disfrute y el deseo. De no estarlo se pierde esa energía que nos impulsa a desarrollar y crecer. Por eso es tan importante que en los ámbitos laborales se trabaje con la motivación, y con generar espacios donde se permita el despliegue creativo de quienes formen parte.

Contrariamente, demasiado tiempo libre también puede anular la motivación. El sedentarismo puede generar frustración y ansiedad. Por eso es necesario un relativo equilibrio.

El trabajo en automático, el vivir en automático cotidianamente anula la motivación o no permite su despliegue.

Un buen recurso para recuperar la motivación puede ser, tomarse algunos días libres y pensar en hacer lo que nos gusta, aquello que no va a ser evaluado por nadie, y dedicar ese tiempo haciéndolo. Estar en contacto con la naturaleza, y con aquello que nos inspira: libros, películas, arte, música, material e información que nos genere curiosidad.

Es importante en estos momentos poder priorizar esto antes que utilizar el tiempo de ocio haciendo actividades también en automático: ver series o usar el celular sin tener verdadero interés o conexión con lo que estamos mirando. Estos hábitos perpetúan el bloqueo, y no nos ayudan a salir de ese lugar.

La motivación, como dijimos anteriormente, tiene relación con lo creativo, con el juego, la imaginación y el desarrollo de aspectos lúdicos que muchas veces no tienen lugar en la vida cotidiana.

A veces frenar y responder a una pregunta sencilla puede ayudarnos a romper con ciertas rutinas, y potenciar que podamos construir otras:

¿Qué te apasiona? ¿Qué te gusta? Qué disfrutás hacer? Volver a conectar con esto permite que podamos llevarlo más frecuentemente a lo cotidiano, despertando la motivación en las distintas áreas de la vida.