Deshazte de los pensamientos automáticos
Seguro que te has encontrado teniendo pensamientos automáticos, frecuentemente dañinos para ti, aunque también es posible que se produzcan en sentido positivo. Se trata de mensajes breves de carácter repetitivo, en silencio, que nos decimos a nosotros mismos que aparecen cuando menos te lo esperas, o en situaciones diversas relacionadas con la vida personal, profesional, algún episodio concreto, o ante la perspectiva de enfrentarnos a una situación que no controlamos y que nos produce cierto desasosiego.
Estos pensamientos se hallan en las profundidades de nuestra mente y son tan habituales que muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de que los estamos teniendo y de que nos acompañan continuamente. Además, nos influyen bastante sobre todo a las personas pesimistas ya que éstas asumen estos pensamientos como absolutos y verdaderos.
Debido a que adquieren una dimensión casi inconsciente, suelen ser resistentes al cambio y resulta difícil desecharlos o eliminarlos. Aunque no es imposible, requerirán un poco de esfuerzo.
Tomar conciencia de ellos y de los efectos que producen en nosotros es un primer paso para iniciar las modificaciones necesarias. Tendremos que buscarles sustitutos más positivos y constructivos.
Entonces, debido a su tendencia a «esconderse», empieza por prestar atención a tus procesos mentales de manera rigurosa. Para ello, sólo tendrás que detenerte en un momento del día y preguntarte qué pensamientos has tenido o qué se te ha pasado por la cabeza en los últimos 30 minutos, las imágenes que te han asaltado o los recuerdos que has rememorado.
También resulta muy útil centrarte en tus reacciones y pensamientos automáticos, así como registrarlos para no olvidarlos, en momentos de alta emotividad.
Por tanto, atrapar los pensamientos automáticos representa la base del cambio.
El segundo peldaño te indica que hay que someter a análisis esos pensamientos que casi siempre serán exagerados y percibidos como adversos, influenciando así la conducta. Intenta ser objetivo en las confrontaciones con tus pensamientos y si no encuetras los recursos suficientes, no dudes en acudir a alguien de confianza o de un psicólogo que te ayuden a orientar y a objetivizar.
Recuerda que no debes creer todo lo que te pasa por la cabeza porque no siempre es verdadero. No utilices palabras categóricas del tipo «siempre» o «nunca» puesto que se identifican con pensamientos extremados y ficticios. Son impostores que intentan controlarte y desviarte de tus objetivos.
Cuando los pensamientos estén relacionados contigo mismo, observa si son demasiado negativos o pesimistas. Lo más probable es que así sea. Si eres una persona ansiosa, los pensamientos automáticos suelen ser aprensivos amenazantes y marcados por el peligro. Además, son vividos con mucha ansiedad por lo que alimentarán este rasgo.
Cuando sabes que los pensamientos automáticos influyen poderosamente en nuestras creencias y conductas, escoge los tuyos, los que deseas que se repitan.
Al lado de la lista de los pensamientos adversos, crea una columna con los mensajes constructivos y positivos que contrarresten el poder de aquellos. Hazlos tuyos y persevera en el ejercicio porque depende de ti que el cambio se produzca, pero no olvides armarte de paciencia y de esperanza.