Escribir libre: recurso de autoconocimiento.
Hemos hablado anteriormente acerca de la escritura terapéutica y sus múltiples beneficios desde el punto de vista de la salud mental y del autoconocimiento.
Aquí vamos a hacer foco en Escribir Libre que, al fin y al cabo, es la clave de la escritura terapéutica.
¿A qué llamamos «libre» en este contexto? Implica expresarnos de la manera menos condicionada que sea posible. Intentando no detenernos en la autocrítica y el perfeccionismo, dejando que las palabras fluyan incluso aunque no parezcan tener coherencia o sentido. Pueden aflorar palabras sueltas, descripciones, recuerdos, sin que conformen una frase completa. Pueden abrirse camino emociones, sensaciones, asociaciones diversas, y todas ellas deben encontrar su lugar en la hoja.
El escribir libre es una especie de asociación libre por escrito, donde el trabajo más difícil es el de trascender la censura. En eso que se vuelca sobre el papel se encuentran elementos representativos del mundo interno de la persona que escribe. Si profundizamos lo suficiente y lo hacemos con relativa frecuencia se puede transformar en una herramienta de autoconocimiento fundamental.
Hay algo esencial de este acto que es su carácter íntimo. Fortalece el espacio y el diálogo con aspectos propios que no suelen tener lugar en el día a día. A veces pensamos que no sabemos cosas que sí sabemos pero que de un modo u otro están ocultas o confusas. La escritura libre nos puede ayudar a encontrarlas.
Hay aspectos inconscientes que, por supuesto, no acceden fácilmente a la conciencia. Pero hay muchos que son subconscientes, que estaban en otro plano y que, de repente, emergen en esta instancia. Ofrecer este espacio es la oportunidad para que aparezca material importante y que no teníamos del todo presente. Y nos brinda mucho más para trabajar si estamos en un contexto terapéutico.
Muchas veces se asocia el acto de escribir con algo asociado estrictamente a la Literatura. Y escribir podemos escribir todos, es un recurso expresivo, una herencia cultural humana que tenemos a nuestra disposición.
Con esto en mente habilitamos el acto de escritura. Lo transformamos en una herramienta propia que está al servicio de la expresión emocional y del autoconocimiento.
Uno de los aspectos más interesantes de este escribir libre, es permitir que se trasmita algo de la emoción, de las sensaciones, de la intuición, y no meramente de lo racional: pensamientos e ideas. Esto es muy importante porque va a ampliar nuestra forma de expresarnos y nos va a permitir visibilizar y ponerle palabras a aspectos que a veces son difíciles de nombrar.
En muchos casos se puede usar un disparador. Si hay algún tema que nos preocupa, podemos colocar una palabra inicial que simbolice ese asunto y ver qué emerge en consecuencia. Esta es una manera de facilitar este tipo de herramienta cuando se tiene la «mente en blanco» y no se sabe por donde empezar.
Con el tiempo, el solo acercarse al cuaderno va a ser suficiente para que algunas palabras empiecen a salir. Si es un hábito cotidiano, aún mejor.
La escritura es una gran aliada en los procesos terapéuticos y es promotora de la salud mental porque nos permite estar en contacto con lo que nos pasa y dar lugar a emociones y procesos internos que a veces no logran expresarse por otras vías.