La Identidad
“Genio y figura hasta la sepultura”
La identidad es el sentimiento de mismidad personal, o sea el conjunto de cualidades esenciales que distinguen una persona de otra.
Lo individual y único, hace a una persona y crece con ella, porque cada cambio en la vida hay que incorporarlo a esa identidad para lograr la adaptación.
No es lo mismo ser hijo único que tener un hermano y esa condición puede llegar a perturbar mucho a un niño, al punto de producir un retroceso en su desarrollo, como volver a mojar la cama después de haber adquirido el control.
Perder al esposo después de muchos años de convivencia puede ser devastador. El viudo o la viuda dejan de ser cónyuges, parejas y compañeros o compañeras y tienen que aprender a vivir solos.
La identidad tiene incorporados los roles y cada rol que se pierde o se gana la modifica.
Perder el trabajo no es lo único que se sufre, porque también se pierde la identidad de ser una persona con trabajo.
Cada cambio en la vida modifica la actitud vital y la persona comienza a comportarse de manera diferente.
Los cambios en la conducta son la punta del iceberg, porque también internamente esa nueva circunstancia no deseada o esperada puede alterar los tejidos y los órganos; porque cada pensamiento es también una molécula.
Para poder ayudar a alguien que tiene un problema hay que llegar a conocer las causas originales que llevaron a esa persona a cambiar su actitud mental y también su biología.
Cada persona responde de una manera diferente frente a los estímulos que se le presentan y tiene una determinada actitud frente a las contingencias. Por esta razón es necesario, además de atender el problema puntual que la perturba, conocer cual es su forma habitual de vivir las experiencias.
Captar la individualidad de una persona es descubrir su dinámica vital, cuál es su característica única, intransferible y singular que hace de ella alguien diferente.
Esa peculiaridad la hace vivir su vida a su manera y también cuando se enferme lo hará a su modo. Porque no hay enfermedades sino enfermos.
Los problemas de identidad alcanzan el sistema inmunológico y una identidad lábil expresa esa condición también con el cuerpo.
La falta de firmeza en las convicciones también se manifiesta. Con la forma de pararnos, de dar la mano, con el volumen de nuestra voz, o la marcha nos identificamos.
Un cambio de actitud y de comportamiento modifica la identidad y los cambios en la identidad modifican la conducta.
Si elaboramos emocionalmente los cambios de la vida que rechazamos, y los aceptamos, podremos incorporarlos a nuestra identidad para poder seguir viviendo normalmente de otra manera