La Información
Los medios de información nos invaden con infinidad de noticias difíciles de procesar en su totalidad. La mayoría es negativa y llena de detalles escabrosos que no son necesarios, pero al mismo tiempo carece casi siempre de datos esenciales y elementos de juicio para poder entenderla.
Las notas informativas tienen el solo propósito de sorprender a la audiencia, de dejarla perpleja con la última noticia que inevitablemente al día siguiente se va a olvidar y va a ser reemplazada por otra más o menos inquietante.
La noticia del día es analizada desde todo ángulo sensacionalista por todos los medios al mismo tiempo, sin posibilidad de comprensión mínima, porque el análisis del tema está concentrado en activar el morbo público. Porque saben que el interés de la audiencia se incrementa con el fracaso ajeno, las vidas rotas, las pérdidas irremediables, que los consuela de sus frustraciones.
La información está tan devaluada que ha fracasado rotundamente en su intento de provocar alguna emoción, porque la respuesta de la gente es la indiferencia por saturación.
Los medios nos dan noticias que no informan sino que deforman, muchas veces con intenciones espurias cumpliendo con compromisos económicos y políticos.
El público se encuentra ante la disyuntiva de extraer la noticia de un contexto contaminado de significados ocultos que sirven a intereses específicos.
La intimidad de las personas importantes desplaza muchas veces a los acontecimientos, y los sitúa en primera plana. Una reputación se puede perder o ganar con solo una publicación masiva aunque no siempre sea verdad, porque lo que interesa es vender sin importar el costo que signifique para otras vidas.
Pero estas cosas no venderían si a la gente no le interesara. ¿Por qué el público desea curiosear en la vida íntima de los personajes públicos? Creo que la razón más importante es la oportunidad de la comparación, de reflejarse en el espejo de los otros, de comprobar con placer que no son diferentes, que tienen las mismas pasiones y dificultades para vivir, pudiendo corroborar que también son humanos.
Todo lo que conmueve al público es lo que lo hace sentir identificado, seres humanos como ellos pero que pueden trascender y tener su momento de fama; y esa comparación les trae el consuelo que representa el saber que también ellos son infelices o fracasan.
Es tan patética la necesidad de dar testimonios escalofriantes que también el público colabora con sus cámaras cuando tienen la suerte o la desgracia de ser testigos de una tragedia. Esta realidad ha llevado a la gente a anestesiarse frente a los hechos más espeluznantes, acostumbrándose a ser insensibles frente a la violencia y la muerte.