La Internación Domiciliaria
El sistema de salud está en crisis en todas partes del mundo civilizado. Aunque cada vez más personas logran incorporarse a alguna forma de cobertura social, la demanda siempre supera las previsiones, debiendo implementarse nuevos recursos que minimicen estas carencias.
Uno de estos recursos, recibido en general con beneplácito por los pacientes, es la internación domiciliaria, que por ahora sólo se realiza en el ámbito privado.
La medicina moderna, atenta a los problemas actuales que surgen de las infecciones intra hospitalarias, cada día más trata de disminuir la permanencia de los enfermos internados, ni bien éstos han pasado la etapa crítica, derivándolos hacia una internación domiciliaria con la atención especializada que corresponda.
Este sistema, además de permitir mayor disponibilidad de camas a los usuarios cuando las necesitan, evita el riesgo de infecciones y baja los costos.
Por otra parte, desde el punto de vista psicológico, los enfermos se sienten mucho más contenidos emocionalmente, cerca de la familia y en su casa y lejos de disminuir la calidad del tratamiento se registra una más rápida y mejor respuesta.
Se calcula que un ochenta por ciento de las personas internadas en los hospitales, fuera del área de terapia intensiva, podría ser tratado en su casa.
En la actualidad existen tratamientos de acción prolongada más fáciles de implementar que no requieren una internación, de modo que con sólo seleccionar adecuadamente tanto al paciente, como los medicamentos y al equipo multidisciplinario que se hará cargo, se puede lograr una buena calidad de prestación.
De esta manera el sistema se asegura el cumplimiento de las prescripciones médicas y la continuidad del tratamiento pudiendo monitorear de cerca la evolución del paciente.
Algunos pacientes terminales también suelen ser derivados a internación domiciliaria, cuando su estado no permite pronosticar una muerte inminente, proveyendo algunos sistemas de prestación, en estos casos, todas las instalaciones necesarias como por ejemplo, camas ortopédicas, colchones especiales etc.
Estas situaciones nos obligan de alguna manera a enfrentar el momento que a todos nos conmueve y queremos evitar, el momento de la desaparición física de un ser querido.
Tenemos la idea que puede resultar traumático y difícil de olvidar, pero contrariamente a lo que se supone, en la gran mayoría de los casos, la muerte sobreviene en forma casi imperceptible, y simplemente la persona deja de respirar. Además, actualmente el control médico permite evitar los sufrimientos, si los hubiera en estos casos, mediante la adecuada administración de fármacos.
Por lo general cuando no queremos estar presentes en esas circunstancias es cuando esa experiencia no vivida se puede transformar en algo emocionalmente difícil de elaborar.