Moral y Religión
Siguiendo a Osho, nos dice sobre este tema que la moralidad es religión muerta y en cambio la religión es moralidad viva. La moralidad se parece a la religión pero a diferencia de ella que es fresca y joven la moralidad es vieja, heredada, sin convicción.
La moral sigue a la persona religiosa como una sombra, es algo natural y la conciencia se convierte en el único refugio.
Cuando una persona es consciente actúa correctamente porque su acto es consciente y ese acto nunca puede estar mal. Si es consciente es religiosa y está despierta. Esa calidad de estar despierta hace que sus actos sean buenos naturalmente.
La persona religiosa es moral y la persona moral es religiosa. De su conciencia brota la inocencia, surge el acto correcto por su propia voluntad.
Cuando la moralidad es adquirida y no religiosa todo el tiempo hay que estar pensando qué es lo que está bien y qué lo que está mal. No contamos con nuestro discernimiento y entonces tenemos que depender de la mente colectiva que nos rodea.
La religión tiene un solo color, no importa ser cristiano o hindú o mahometano. Una persona religiosa es simplemente religiosa. Cuando uno se considera cristiano, hindú o mahometano, entonces la moralidad es prestada, es social, viene de las masas sin el propio juicio.
Viene de la tradición, se pasa de generación en generación, en cambio la religión siempre está naciendo de nuevo, surge una y otra vez como la flor brota del rosal, emerge de la nada y regresa a la nada, a la fuente original.
No obstante, Osho afirma que se puede aprender y asimilar, porque cuando un discípulo está aprendiendo en torno a su maestro, absorbe sus vibraciones y en su interior se produce un clic.
Es parecido al fenómeno de sincronicidad del que nos habla Carl Gustav Jung, no es algo que ocurra como efecto de una causa sino que ocurre un despertar y uno es la causa y el efecto al mismo tiempo.
La religión es sincronicidad y la moral adquirida es causal, porque la religión surge en uno mismo.
Sólo una persona religiosa puede ser un individuo, la persona con moral tradicional tiene varias personalidades para enfrentar diferentes situaciones. El problema es que cuando se tiene muchas caras uno ya no recuerda cuál es la verdadera.
El maestro Zen dice que la primer cosa que se debe conocer es la cara original, porque sólo así se puede crecer.
El moralista siempre está haciendo esfuerzos para imponer su moralidad a los demás y así poder manipularlos.
La moralidad religiosa significa conciencia y si uno vive consciente se vuelve cada vez más consciente, más moral.
Personalmente me considero una persona moral, por lo tanto soy religiosa. Y aunque no participe en ningún ritual, estoy siempre conectada con Algo superior que siento me acompaña, me protege y me guía.
Creo que si tenemos moral y somos en consecuencia religiosos, estamos alineados con el orden universal y estamos seguros y a salvo.