Meditación Metta
“No es que tengas que buscar a Dios para que todo se resuelva. Es todo lo contrario: si todo se resuelve, de repente existe Dios.” Osho.
Aunque la meditación es algo que no se puede enseñar, existen distintos métodos que se pueden aprender para incorporar el hábito de hacerlo periódicamente y orientar ese estado de conciencia hacia fines elevados.
En Estados Unidos, principalmente en la costa Oeste de California, existe una amplia difusión de la filosofía oriental a partir de 1960.
Durante esa década, monjes budistas de la zona del Tibet emigraron a Occidente con el fin de difundir las enseñanzas de Buda y las técnicas para alcanzar la paz interior.
Hasta esa fecha, esos conocimientos eran inaccesibles para la gente común ya que solamente podían acceder, millonarios, artistas, músicos y todo aquel que estuviera en condiciones de trasladarse a alguno de los monasterios de la India para realizar el adecuado entrenamiento espiritual.
Actualmente existen en los Estados Unidos los primeros meditadores occidentales, entrenados por maestros occidentales.
Margot Sangster, es entrenadora de Meditación Trascendental en distintas regiones del país del norte, utilizando una técnica que consiste en la repetición de frases útiles.
Sentados de la manera más cómoda posible, con las piernas cruzadas o no, manteniendo los ojos abiertos o cerrados según lo deseen, se deberá concentrar la atención en la propia respiración, tratando de sentir cada una de las partes del cuerpo.
Lo más importante es la intención de desear el bien; para nosotros, nuestros seres queridos, nuestros amigos y para todos aquellos que tenemos cerca del corazón y reconocemos como partes de nuestras vidas.
Las frases que se recomiendan son: “Deseo sentirme protegido y seguro, satisfecho y complacido, que mi cuerpo físico me sostenga con fortaleza y que mi vida fluya con facilidad y felicidad.”
Estas enseñanzas son universales y todas las clases sociales pueden entrenarse con ellas.
También se organizan retiros espirituales para ayudarse a uno mismo y a los demás a funcionar en un mundo cada día más caótico.
Todos los que asisten tienen una larga historia de sufrimientos. Margot Sangster nos dice que si no nos abrimos al sufrimiento que hay en el mundo tampoco podremos disfrutar del goce. No podemos experimentar sólo la alegría y excluir el sufrimiento, que también es parte de la vida y de la condición humana.
En momentos de dificultad las personas se deberán refugiar en la compasión y la aceptación.
La práctica Metta aumenta la confianza en uno mismo y brinda el coraje suficiente para no sentir miedo. Se deberán concentrar en una intención relacionada con un deseo sin aferrarse a él y luego dejarlo ir.
La violencia es el resultado del odio que las personas se tienen a si mismas, decía Buda.
El que más necesita de nuestro amor somos nosotros mismos y recién cuando nos amamos y consideramos podemos amar a los demás.
Hay que meditar cada vez que uno pueda y enviar una amorosa amabilidad a todos los seres de la creación.
La meditación Metta es una meditación guiada; se induce por medio de la respiración controlada y el sonido del choque de dos campanitas.
Meditando tomamos conciencia que la diferencia entre un ser y otro es sólo una ilusión, y que es inútil levantar barreras. Estando interconectados, cuando más damos más recibimos, porque acercarse al prójimo es acercarse a lo sagrado.
La Meditación Metta es una fuerza muy transformadora que nos abre la posibilidad de experimentar la paz interior, y un momento de generosidad completa es un momento de libertad completa.
Cuando conducimos nuestro auto por una autopista con mucho tránsito nos ponemos tensos y nuestros pensamientos se tornan agresivos. Si reflexionamos y nos damos cuenta que esos pensamientos no solucionan nada, podemos pensar en los otros que no conocemos y que también están como nosotros, en el medio de un atolladero en la ruta sin poder lograr llegar a sus casas después de una larga jornada de trabajo.
De pronto tomaremos conciencia que nuestra agresividad se convierte en compasión por ellos, porque la inclinación natural del hombre es la bondad.
Debemos cuidar de todo ser viviente, porque es natural pensar que si nos encontráramos un canasto con un bebé abandonado que llora, lo tomaríamos en nuestros brazos y lo consolaríamos.
Vemos que en el mundo todos son como ese bebé que llora y que también necesitan comer, ser atendidos, considerados y protegidos.