Creatividad y Meditación.
Como mencionamos en el artículo anterior, dentro de las técnicas para desplegar la creatividad está la meditación. En especial la meditación trascendental.
El objetivo de esta práctica consiste precisamente en buscar la trascendencia, promover un estado creciente de ampliación de la conciencia.
Como mencionamos en el artículo anterior, David Lynch en su libro Atrapa el Pez Dorado, relata cómo encontró en la práctica de la meditación trascendental diaria, la herramienta que le ha ayudado a potenciar su creatividad.
Más allá de la experiencia concreta de este personaje tan multifacético, es conocido ya el beneficio que la meditación puede aportar a los fines creativos. De modo que ésta, no solamente es terapéutica y ayuda a mejorar estados de ansiedad, entre otros, sino que a la vez permite potenciar el origen de nuevas ideas.
En el mencionado libro de David Lynch, que es altamente recomendable para todos los creativos o diseñadores en particular, y para todas las personas en general, relata sus experiencias personales, haciendo una construcción de lo que para él son las ideas y cómo se puede dar lugar para encontrar nuevas.
Según su punto de vista, las ideas son como peces. Para atrapar peces pequeños, basta con buscar en la superficie. Para atrapar peces grandes, hay que sumergirse en las profundidades.
Esta idea se basa en la creencia, relacionada con conceptos de la física cuántica moderna, de la existencia de un Campo Unificado. Este campo sería la fuente de todo lo que conocemos, y cuanto más el ser humano logre ampliar su conciencia, más se acercaría a esta fuente primera.
Pero mas allá de estas creencias, lo interesante a explorar es la Meditación como técnica que permita el despliegue creativo.
La creatividad es innata al ser humano, porque implica el acto de crear, de transformar elementos de la naturaleza para dar origen a algo nuevo, y esta es la característica de la condición humana: Crear y adaptarse para sobrevivir.
Con el tiempo, la civilización fue creando mas allá de la supervivencia, buscando el placer, la belleza y la comodidad. El ser humano es un ser distinto a los animales, la pulsión es diferente del instinto: El ser humano es movido por el deseo.
La meditación es una forma de encontrar la claridad, la introspección necesaria para saber lo que deseamos, y la intuición.
La terapia psicológica es también una herramienta para adentrarnos en ese camino. Las ideas emergen en un terreno de mayor claridad; hacernos conscientes de aspectos inconscientes de nuestra psique nos lleva a estar más cerca de nuestro deseo y en consonancia con él.
La creatividad tiene una conexión muy estrecha con la intuición, y muchas veces parte de ella. La práctica de la meditación ayuda a que lo racional deje espacio a la intuitivo: ese saber simple acerca de qué es lo correcto. Encontrar una idea y respuesta sin tener que pensar en sus pros o sus contras, simplemente observarla y elegirla.
Los prejuicios que lamentablemente aún se tienen respecto a esta como muchas otras prácticas que ayudan a mejorar el estado anímico y psicológico de las personas, evitan que pueda instaurarse como una práctica más generalizada.
Los profesionales de Salud son muchas veces los que más prejuicios tienen sobre este tipo de prácticas, que jamás pretenden reemplazar a una terapia psicológica o consulta médica, sino solamente aportar herramientas.
En el mundo actual, donde abundan la velocidad, los rótulos, las distintas formas de violencia, la pérdida creciente del contacto con otros cara a cara, de la reflexión y del trabajo sobre uno mismo.
¿Cómo se puede considerar de modo negativo un espacio de meditación, donde en principio posibilita poner una pausa, frenar, observar y respirar de un modo distinto al que hacemos en la dinámica del día a día?
¿Cómo puede ser esto considerado una pérdida de tiempo, cuando se nos va la vida comprando cosas, viendo programas de TV o corriendo de una ocupación a otra?
Redefinir nuestras prioridades y valores es una de las formas de aceptar lo nuevo, lo diferente; y nos estimula también a ser más creativos con nosotros mismos, permitiéndonos nuevas ideas y nuevas formas de ver el mundo. Y ayudándonos, en el camino, a aceptar las formas diversas que nos muestran los otros.