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Prestar atención al proceso, más que al resultado.

Publicado por Lic. Maria V.

Una de las razones que generan ansiedad y frustración en la actualidad es el interés y la sobrevaloración de los resultados o productos.

En la era de la velocidad y el consumo, se enfatiza cada vez más en la rapidez para poder lograr y tener.

En las escuelas, más allá de los cambios que se han implementado  y de las excepciones, aún se ubica la atención en las notas, las calificaciones, los resultados, más que en el proceso de aprendizaje mismo.

En los ambientes laborales, también por lo general se hace foco en los logros, en los resultados.

En medio de esta situación, se requiere recuperar y enfatizar en la atención a los procesos. Todo logro o resultado valioso o deseable viene, en general, como añadidura de un proceso, a veces largo, y las más de las veces constante, que requiere de una acción dedicada, de intentos y reintentos, y de varios fracasos.

Si la atención y valoración está ubicada solamente en el producto o el logro final, siempre habrá una tendencia a la frustración cuando ese resultado no se logra. Cuando en realidad, se requieren por lo general de muchas pérdidas y fracasos para poder llegar al final de un proceso de trabajo o aprendizaje  satisfactorio o gratificante.

La paciencia, la constancia y perseverancia, el intentarlo una y otra vez, forman parte del proceso, que no necesariamente tiene porqué ser tedioso.

Disfrutar del proceso tiene un gran encanto, nos permite la libertad de probar, de experimentar y de ser creativos. Los niveles altos de autoexigencia tienden a pretender el logro de modo rápido y perfeccionista, y esto no posibilita la experimentación de la que aquí hablamos.

Poner atención a los procesos nos permite conectarnos más con la situación presente, resolver lo que se va presentando, estar atento a la información sensorial, y evitar adelantarnos con suposiciones o ideas quizás erróneas sobre lo que pasará.

Si se lo lleva a cabo de buen modo, estar atentos al proceso de lo que realizamos puede volverse un modo cotidiano de meditación. Es una forma de anclar en el aquí y ahora y de evitar la ansiedad y la exigencia de la mente que muchas veces va más rápido y quiere lograr todo ya.

Es un gran desafío en la sociedad actual promover la atención en los procesos. Tanto en la vida cotidiana del adulto como en la de los niños, que por la tecnología y los modos de crianza cada vez encuentran más difícil desarrollar y sostener procesos.

Es importante, en el caso de los niños, promover actividades que permitan el desarrollo de procesos: construcciones, juegos, desarrollo de proyectos creativos y artísticos. Actividades que se desarrollen según pasos, donde el desarrollo de cada uno con creatividad permite poder pasar al siguiente.

Los adultos deben apoyar y sostener todo lo que acontezca en esos procesos, contener las frustraciones y animar a continuar la tarea. Aprender esto en la infancia es una gran herramienta para el desarrollo futuro.

Aporta un gran aprendizaje respecto a la capacidad de espera, mayor tolerancia a la frustración y mayor autoestima.