Necesidad de llamar la atención: ¿A qué responde?
Es muy frecuente escuchar que tal o cual persona «quiere llamar la atención». A veces se toma como justificativo para menospreciar lo que esa persona manifiesta. Sin embargo, es necesario indagar en mayor profundidad sobre los determinantes y las diferencias que pueden encontrarse en este tipo de conductas.
En primer lugar podemos pensar, que todas las personas pueden pasar por momentos en los que se vean en posición de reclamar atención de otros. La gran mayoría de las personas necesita sentirse amada, valorada y reconocida, y el llamado de atención puede ser un pedido en esta dirección.
De tal modo, podemos pensar que esto no es considerado un problema en sí mismo. El asunto es cuando esta demanda es muy recurrente y, de algún modo u otro la persona no puede dejar de hacerlo.
En muchos casos, entonces, se asocia el llamado de atención con un pedido de reconocimiento y una necesidad constante de validación externa.
Así la intención es aparecer en primer plano o desarrollar una conducta que no pase desapercibida y que implique que los demás intervengan, ya sea reconociendo o valorando a la persona en cuestión, o poniéndole límite y preocupándose por ella.
La necesidad de ser el centro de atención constantemente puede corresponder, a su vez, a tendencias narcisistas. Esto es, una elevada cuota de energía dirigida hacia la persona misma. Se presenta en estos casos mucha dificultad para atender a los asuntos de otros, y un foco constante en las propias cuestiones, teniendo con frecuencia características manipuladoras: utilizando a los demás con el fin de conseguir algo para sí mismos.
En muchos casos se puede presentar asimismo sensación de vulnerabilidad o abandono cuando el foco de interés se mueve hacia otra persona o tema. De modo que se intenta recuperar esa atención de todos los modos posibles.
Pueden presentarse como personas excesivamente dramáticas, histriónicas, sociables y con una vida social intensa. Exteriormente suelen verse con alta autoestima, pero en el trasfondo no lo es pues requieren de validación externa constante para sentirse bien consigo mismos.
Con frecuencia se observan «actings», conductas que son un llamado al otro. Escenificaciones, dramatizaciones que tienen el objetivo de generar un impacto en los que lo rodean que estimule a enfocarse en ellos de manera permanente.
Uno de los conflictos respecto a este tipo de conductas es que suelen considerarse voluntarias. Es decir, como ocurría hace mucho tiempo atrás con los síntomas de la Histeria, se consideraba que eran «inventados» por la persona. Esto lleva a juzgar mucho al sujeto e impide que se busque ayuda terapéutica cuando es necesaria, aunque en la mayoría de los casos de este tipo las consultas no suelen ser frecuentes.
Es importante tener presente que en la mayoría de los casos no es algo que la persona hace «a propósito» sino que responde a una necesidad determinada. Esto, por supuesto, no quita que muchas de sus acciones puedan ser problemáticas pero debe 0bservarse de manera multifactorial.
En muchos casos esta necesidad de atención y reconocimiento sugiere falta de atención o de contención emocional en la infancia o en los primeros vínculos, aunque no necesariamente es así en todos los casos. La persona puede haber tenido dificultades para internalizar la validación y el reconocimiento resultando en una necesidad de seguir buscándolo en las personas del entorno.