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¿Qué es la máscara, según Carl G. Jung?

Publicado por Lic. Maria V.

La persona o máscara es un concepto de la Psicología Analítica que se utiliza para designar aquellas partes del Yo que mostramos a los demás. Está constituida por todo lo que valoramos, todas las características que fuimos apropiando porque observamos en el desarrollo que tenían una buena recepción en nuestro entorno.

Así se configura la máscara, una entidad que está constituida de los aspectos que valoramos y que creemos que otros valorarán en nosotros. Todo lo que no sea funcional a la máscara, suele rechazarse y expulsarse a las profundidades, conformando la sombra.

La Máscara o Persona es, en palabras de Murray Stein «el rostro con el cual nos presentamos al mundo social que nos rodea». Aquel a través del cual queremos que nos observen y reconozcan. Siguiendo con la descripción de Stein la persona es «individuo tal como se presenta y no el individuo tal como es», «la persona es un constructo psicológico y social adoptado con un propósito específico».

Para Jung la personalidad de un individuo es compleja, está compuesta por muchas subpersonalidades que se manifiestan según el contexto. Esto nos permite comprender cómo los individuos cambian según el medio en el cual se encuentran. Jung sostenía que ciertos ambientes requerían del individuo actitudes determinadas. El trabajo requiere de una posición distinta a la que se asume en tiempos de ocio. Y esta versatilidad es importante. Ahora, en mayor o en menor medida, estas posiciones o actitudes se van arraigando, cuanto más se asumen y repiten. Esto puede llevar a que un individuo se identifique con su persona, por ejemplo. No concibiendo su individualidad por fuera de la identidad que le confiere determinado rol.

Así muchos médicos, por ejemplo, se identifican tanto con su rol laboral que tienen gran dificultad para experimentar fuera de allí. La jubilación puede significar una ruptura fuerte, una pérdida de identidad. El Yo según Murray Stein, tiene tendencia a identificarse con los papeles que desempeña. Por lo tanto esta identidad entre la persona y el yo suele ser muy frecuente.

Lo que ocurre en estos casos es que el individuo restringe considerablemente sus potencialidades creativas, y sus distintas facetas vitales. Muchos aspectos quedan en sombra porque sólo se prioriza lo que es adecuado según la máscara. Por eso, podemos pensar que cuanto más abarcativa e inflexible es la máscara, tanto más grande y oscura es la sombra, a la que nunca se le da lugar.

La persona es necesaria para movernos en la sociedad. Es importante desempeñar actitudes que son funcionales según e contexto, porque nos permite clarificar nuestros roles y preservar nuestra intimidad. Sin embargo, identificarnos con esa máscara es un riesgo porque nos impide desplegar nuestras otras subpersonalidades, otras actitudes e instancias que también requieren de participación para una vida más íntegra.

La persona es una entidad que es funcional a un contexto y que debe entenderse como tal. Que así como se coloca, cual, máscara, para salir al mundo, tiene que poder sacarse y permitir la emergencia de otras cualidades del individuo.